La modelo Julieta Prandi reveló la violencia que padeció a manos de su ex marido, Claudio Contardi, y que la llevaron a separarse hace dos años. 

La amenaza de muerte fue el detonante de esa relación y lo que llevó a la conductora de Sarasa a tomar la decisión de marcharse del hogar.

"Yo me fui de mi casa no porque estoy loca, hice abandono de hogar y no me daba cuenta de que después iba a ser mucho más cuesta arriba recuperar mi casa, que de hecho me costó más de un año tener la atribución de mi hogar. Pero a mí me amenazaban de muerte en mi propia casa. Y yo me cansé de eso", dijo este lunes en el programa Hay que ver.

"La última frase que escuché de él fue 'vos no va a cumplir más años, vas a recibir una corona'. Con eso les digo todo. Lo hacen porque pueden, porque no hay una Justicia que los frene", reveló Prandi en declaraciones que redondearon un alegato contra la violencia machista. 

"Está dentro de la denuncia de violencia familiar. En su momento me habían puesto un cepo y no lo podía contar. Pero no me voy a quedar callada. Tengo miedo de que me haga algo... sí. (…) Sufrimos violencia familiar y psicológica. A mí me gritó y me dejó el puño a milímetros de la cara y me dijo 'si fueses un hombre no te dejaría ni un hueso sano'. Quizá hubiera sido mejor eso, porque yo podría haber mostrado la trompada… ", dijo la modelo y causó estupor en el estudio de TV.

La mecha se reencendió el viernes pasado, cuando Contardi llevó a los dos niños de la pareja hasta la casa de Prandi "porque no los aguantaba más", según habría dicho. 

Julieta lo contó así: "Como no había nadie en casa porque yo estaba trabajando y Pao, que es quien me ayuda, llega a las 13.30, él estuvo una hora y media patrullando con el auto la casa y cuando la vio aparecer los dejó en la vereda. Pao le dijo que no correspondía y se los dejó como dos paquetes de basura y se mandó a mudar. Le dijo: ‘Acá te los dejo, yo no aguanto más’. Por supuesto, mis hijos tras todo lo que pasaron tuvieron que ir a hacer la denuncia y yo después cuando terminé de trabajar y fui a la comisaria de la mujer”, relató.

"Es todo un disparate que no termina más. Mateo tiene 10 años, no entendía que hacía haciéndole una guardia a su propia casa porque estuvo como una hora y media en el auto y mucho menos entendió cómo el padre los dejó en la vereda. Cuando llegué a la noche tuve una charla con ellos. Rocco es chiquito y no lo manifiesta con palabras, pero Mateo estaba como en shock, estuvo llorando. Tuvimos noches difíciles donde se despiertan llorando", finalizó.