"Fantasma vuelve al pueblo", ópera prima de Augusto González Polo, representa el regreso a su pago misionero de un joven que fracasó en la vida citadina, que mira al futuro con un gran signo de interrogación y que, en medio de ello, ve como durante su ausencia sus relaciones de amistad y familiares sufrieron grandes cambios.

"No creo que las relaciones de amistad siempre queden enganchadas al pasado. Creo que a medida que la película avanza, Fantasma (apodo del protagonista) se va reencontrando con diferentes personas y el vínculo es diferente con cada uno. Algunos, como si nunca hubiesen dejado de verse, y con otros en cambio es inevitable, una remembranza de dónde, cómo, o quiénes eran antes de dejar de verse", dijo a Télam González Polo sobre el filme que se puede ver este jueves y sábado en Cine.ar y a partir del viernes, gratis, en Cine.ar Play.

En ese regreso, Fantasma debe explicar una y otra vez cómo le fue en las diferentes carreras que cursó -y abandonó-, además de los trabajos en los que nunca tuvo continuidad, hasta que un amigo de su adolescencia le ofrece trabajo en uno de sus maxiquioscos.

En esta nueva etapa de la relación se entremezclan los roles de amistad y empleo, llevando a Fantasma a no reconocer tanto el presente y ver, ahora como un extranjero, las miserias que anidan en el pueblo.

—¿Qué le encontraste de atractivo a la vuelta al pueblo de alguien que no ha triunfado en nada?
—Creo que hay algo generacional. Acá el problema del personaje no es tanto cómo llega, sino que no sabe adónde quiere ir. O sea que carga su derrota, tal vez, y peor aún no tiene planes. Estando así, de últimas, el tipo no tiene margen para oponerse a las decisiones ajenas. Por eso mira y escucha, mientras trata de levantar cabeza, que le salga alguna idea y de a poco vislumbra qué cosas no quiere. Ese tránsito permite un relato que juega, desde la percepción del personaje, con los matices de la sociedad y las costumbres.

Fantasma vuelve al pueblo - TRAILER


—Fantasma ve con mucha crítica la vida del pueblo, ¿pero qué creés que puede sacar en positivo el personaje?
—No creo que Fantasma vea al pueblo de una manera negativa. El tipo está llegando tímidamente, y con cierta vergüenza de ser un salame que hizo todo mal o tuvo mala suerte. El personaje no expresa una opinión sobre lo que vivencia. Yo personalmente creo que Fantasma se relaciona de una manera risueña y tímida con el pueblo.

—Para vos que tenés los dos mundos encima. ¿Cuánto de la agenda de la ciudad realmente está en la agenda de los pueblos?
—Poco y nada. Realmente es muy diferente vivir en uno u otro lugar. Día a día las diferencias entre el pueblo y la ciudad se potencian y se alejan más y más. Tal vez la juventud de cualquier pueblo sí sea parecida a las de las ciudades. Las cosas que se ponen de moda a través de los medios llegan a todos lados al mismo tiempo, por eso dos grupos de adolescentes de cualquier parte del mundo diferente hoy en día puede que se parezca en vestimenta y ciertos hábitos. Pero a la vez esas cuestiones son resistidas por las partes más tradicionalistas, y en esa dialéctica cada pueblo va teniendo su propia evolución.

—Y, por otro lado, ¿cuánto de la agenda de los pueblos son tomadas por las ciudades y el poder central?
—El discurso hegemónico hasta hace poco te presentaba a la ciudad como modelo de vida aprobado por el capitalismo. Y la verdad que no. La vida en un pueblo es una experiencia diferente, con pros y contras, pero con muchas ventajas por sobre la ciudad en los puntos en que precisamente "no llegó el progreso". Y una parte negativa es que las reglamentaciones para todos están hechas en una ciudad, entonces a medida que te alejás de la urbe, tanto las leyes como los controles van tomando otros matices; lo que al final del trayecto va perjudicando a los más débiles de la cadena laboral, porque -por ejemplo- al paraje más perdido no llegan controles ni inspectores de ningún entidad que proteja a los trabajadores (de cualquier rubro); y si es que llegan, pasan de largo. Y también sigue pasando que un jubilado tiene todo cuesta arriba para resolver algo con el Pami, desde un pueblo es mucho peor. En un punto me pasa que leo sociólogos de hace 200 años que ya preveían todo esto.