Si coleccionar sellos te parece un hobby antiguo y medio raro, este coleccionista será algo que no podrás definir. Sigurdur Hjartarson, de 75 años, es el creador de la Faloteca de Islandia.

Y sí, como su propio nombre indica, es un espacio donde se exponen, única y exclusivamente, penes. Más de 300 miembros viriles de distintos mamíferos, incluyendo el de un humano, reposan en las vitrinas de este bizarro museo.

El creador, que cuenta que su primera adquisición fue el pene de un toro, coleccionó y guardó todas estas piezas que representan a casi todos los mamíferos del mundo animal: desde el ejemplar más pequeño, de 2 milímetros, perteneciente a un hámster, hasta el más grande, propiedad de un chachalote.

“Ahora mismo tenemos unos 300 penes en nuestra colección. Vienen de muchos países, repartidos por Europa, Asia y África”, explica el fundador de la faloteca. Su última adquisición procede, precisamente, de Namibia: “Es un pene de antílope”.

En el haber de esta sala de exposiciones se encuentra también una pieza con historia: el miembro de un oso de las cavernas que data de hace 20 mil años. Entre los atractivos del museo también se encuentra un pene humano, que recibieron en 2011. “Pertenecía a un islandés. Además, hay un estadounidense, un inglés y un alemán que nos han confirmado que donarán sus penes al museo”, dice.

Algunos de los especímenes se almacenan en formol, mientras que muchos otros se encuentran disecados. Además, el museo muestra tres centenares de piezas artísticas de diferentes materiales e incluso réplicas de penes reales: la Faloteca incluye una copia de los penes del equipo olímpico islandés de balonmano que logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2008.