Linus y Sabina Jack estaban de vacaciones en las paradisiacas islas de Micronesia, en Oceanía, cuando, como muchos otros turistas, decidieron salir a navegar. La idea era llegar remando, en un bote de seis metros, desde la isla de Weno hasta la isla de Tamatam. Cuando al día siguiente no llegaron al destino esperado, se emitió una alerta de búsqueda. 

Aquí es donde la historia se pone digna de una película de náufragos. Ante todo, el equipo de rescate, coordinado por la Marina Estadounidense, contaba con quince barcos y dos aviones, que debían cubrir 43 mil kilómetros cuadrados de océano y archipiélagos con el objetivo de dar con la pareja perdida.

Aunque tenían algunas referencias sobre a dónde orientar la búsqueda, les llevó una semana encontrar a los Jack en la isla inhabitada de Weno. La pareja norteamericana, de más de 50 años, estaba por quedarse sin reservas de comida. Pero algo habían aprendido de supervivencia, porque fueron responsables de las dos claves fundamentales para concretar su rescate. Una fue la señal gigante de SOS que la pareja había dibujado sobre una de las diminutas playas de la isla desierta. Hollywood no lo podría haber escrito mejor.
 


Pero no queda ahí. El avión había decidido sobrevolar la zona después de recibir información de un barco británico que afirmaba haber visto por la noche una luz proveniente de la isla. Como los rescatistas sabían que la pareja había cargado una linterna en su bote, intuyeron que podría tratarse de ellos. 

El caso de los Jack no era el primero en el área: en abril, tres hombres habían sido rescatados de otra isla desierta de la zona después de naufragar a pocos metros de la costa. En ese caso, hicieron una señal gigante de "HELP" ("ayuda") con hojas de palmera. Así que queda comprobado: los tips de supervivencia en una isla desierta que aparecen en innumerables series, películas y novelas, son válidos para la vida real.