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Es la expresión más extrema del veganismo, y podría decirse que sus cimientos se basan en una máxima popular: somos lo que comemos. Es por eso que los llamados vegasexuales se niegan a mantener relaciones sexuales con individuos que consumen carne.

Sí, así como lo leen. Parece ser que estos “extremistas de verdura” interpretan que intercambiar fluidos con personas carnívoras genera una sensación de contaminación por los residuos animales que contienen.

Esta nueva definición surge de un estudio realizado por la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda, que realizó una multitudinaria encuesta entre veganos.  La mayoría de los encuestados durante el relevamiento aseguró sentir un aroma diferente en los cuerpos de las personas consumidoras de carne, una de las razones por las que les causa rechazo besar o intercambiar fluidos con los que no comparten su estilo de vida.

Sin embargo, los expertos aseguran que esta teoría de que en los fluidos corporales se encuentren partículas animales es totalmente incierta. Si bien es posible que inmediatamente después de consumir carne haya trazos de origen animal en la saliva, es imposible que estos restos se encuentren en otras secreciones humanas, ya que son desechos del cuerpo luego de haber sido procesados y reconvertidos.