Final feliz para el curioso pajarraco (parecido a una garza pero que no era tal) que quedó atrapado en el tragaluz de una vivienda del macrocentro rosarino. 

Este jueves Graciela pidió ayuda para poder solucionar un problema que llegó volando hasta su patio: un ave zancuda se refugió allí y no se marchó con el pasar de las horas de la casa ubicada en Catamarca al 1400.

La mujer llamó a cuanto organismo se le ocurrió: Imusa, la Sociedad Protectora de Animales, la Dirección de Fauna y el área de Control Urbano. “Pero los que atendían, porque algunos nunca descolgaron el teléfono, nos decían que no podían hacerse cargo”, contó Pablo, hijo de Graciela, propietaria de la casa, a Rosarioplus.com.

Por suerte, una vez difundida la información por la web, la organización Mundo Aparte reaccionó: se la jugó para darle una mano a esta familia y al ave, que finalmente era un caraú, un animal litoraleño parecido a la garza y a la cigüeña, pero más pequeño y marrón.

“Se debió despistar con alguna tormenta, porque por las inundaciones suelen entrar a la ciudad buscando arroyos o lagunas donde poder alimentarse de moluscos”, explicó María Ester Linaro, fundadora de esta protectora de animales silvestres hace ya 15 años.

Uno de los colaboradores de Mundo Aparte trepó por el tragaluz y consiguió atrapar al caraú, que después fue trasladado en una lancha hacia lagunas internas de la zona de la isla en dirección a Victoria, junto con un coipo o falsa nutria que también se encontró en la zona céntrica de Rosario y también, por suerte, fue devuelta a su hábitat.

“La gente a veces tiene miedo de animales como estos porque no los conoce. Pero en realidad hay que tratarlos con cuidado porque se estresan y pueden morir del susto”, añade Linaro.

Una historia con final feliz y con mucha nueva información para no volver a llamar pajarraco al caraú, que es tan santafesino como el resto.