Sí, así como lo leen. Existe, y según lo que cuenta quien lo ejerce, es un trabajo muy bien pagado. Se trata del de acurrucadora profesional. A eso se dedica Janet Trevino, de 37 años y residente en Texas, en Estados Unidos.

Esta chica no tenía muy claro a qué dedicarse en la vida, y probando, probando descubrió que tenía ganas de dar abrazos. Así que dejó a su marido y puso en marcha su emprendimiento.

Desde entonces se dedica profesionalmente a hacer cucharita con quienes lo piden y contratan sus servicios, que dicho sea de paso, están muy bien pagados: según asegura, cobra unos 1600 dólares por semana cobrando unos 80 por hora.

Y para los mal pensados, la cosa no tiene nada que ver con algo sexual. “Algunas personas no han sido tocadas en décadas. A pesar de que somos unos extraños, siento que estoy en la escuela y tengo mariposas en el estómago. Es increíble”, dice Janet, que asegura que lo único que hace es abrazar a sus clientes.