Desde aquel inolvidable 20 de julio de 1969 cuando el hombre pisó la Luna por primera vez, 34 astronautas de la agencia norteamericana Nasa pisaron el polvoriento suelo del único satélite natural de la Tierra. Claro que semejante privilegio no les salió gratis: un estudio de la Universidad Estatal de Florida, Estados Unidos, publicado esta semana por la revista Scientific Reports, revela que aquellos hombres que llegaron a la Luna en las décadas de 1960 y 1970 sufren complicaciones cardiovasculares debido a la radiación a la que se vieron sometidos.

Según el estudio, el 43 % de las muertes de astronautas que participaron en las misiones Apolo se deben a complicaciones cardiovasculares, comparado con el 11 % entre quienes participaron en vuelos más cercanos a la Tierra. En tanto, un grupo de control formado por 35 astronautas que no participaron en ninguna misión mostró, por su parte, una mortalidad del 9% por la misma causa, informó EFE.

"Conocemos muy poco los efectos sobre la salud de la radiación en el espacio profundo, particularmente sobre el sistema cardiovascular", afirmó el principal autor del estudio, Michael Delp. Los científicos creen que este tipo de dolencias físicas se deben "a la radiación a la que se vieron sometidos quienes participaron en los vuelos a la Luna, más que a la ausencia de gravedad".

El programa estadounidense Apolo consistió en once vuelos tripulados entre 1968 y 1972, incluido el que llevó a Neil Armstrong y Buzz Aldrin a pisar la superficie lunar por primera vez, el 20 de julio de 1969. Luego, ese país lanzó otras seis misiones tripuladas a la Luna, una de ellas la del Apolo 13, abortada durante el viaje de ida por problemas técnicos.

Hasta la fecha, los astronautas que participaron en esos vuelos son los únicos seres humanos que estuvieron más allá de la magnetosfera terrestre, el paraguas magnético que protege el planeta de las partículas de alta energía que llegan desde el espacio. De los 24 hombres que participaron en esas misiones, ocho murieron y se tuvieron en cuenta los datos de 23 de ellos para el estudio científico.

Delp y su equipo expusieron a ratones a falta de gravedad simulada y al tipo de radiación a la que estuvieron sometidos los astronautas para tratar de determinar la causa de las muertes por problemas cardíacos. Tras seis meses de experimento, el equivalente a 20 años para los humanos, los ratones sometidos a radiación mostraban cambios en el revestimiento celular de sus vasos sanguíneos similares a los que provoca un estrechamiento de las arterias y fallas cardíacas en los humanos. "Estos datos sugieren que los viajes de seres humanos al espacio profundo podrían ser más peligrosos para la salud cardiovascular de lo que hasta ahora se estimaba", afirmó Delp.