Con foco en la toma de conciencia ambiental y la excusa de la bajante histórica del Río Paraná que afecta la región, el artista urbano Martín Ron está a punto de concluir el primero de dos nuevos murales de grandes dimensiones que continúan su serie de niños y reflejos, una obra de 13 pisos de alto que se expande sobre el muro lateral de un edificio emplazado en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, al norte de la provincia de Buenos Aires.

Ambos murales son parte de un proyecto urbanístico de la ciudad ribereña que busca transformar sus espacios públicos en "espacios pintorescos" e incentivar el atractivo turístico, para lo cual ya se lanzó la primera etapa de renovación de doce fachadas ubicadas en la zona céntrica de esa localidad.

Considerado entre los diez mejores representantes del street art en el mundo, el muralista retoma con este trabajo la figura de un niño cuya silueta se refleja simétricamente, al inclinarse para recoger una flor. La obra se completará con un segundo mural, que en diálogo con el anterior tendrá como protagonista a una niña, que también aparecerá proyectada en su reflejo.

Ron, que dejó su impronta en distintas partes del mundo como Estonia, Inglaterra, Malasia, Bélgica, Estados Unidos, Islas Canarias y Guyana, retomó hace cinco meses sus trabajos a gran escala luego de la pausa impuesta por la pandemia con la concreción de un mural que pintó sobre medianeras de un edificio de la localidad bonaerense de Banfield, que constituye la segunda entrega de una trilogía con la que concluirá el año que viene su serie de niños y globos en forma de corazón.

El artista Martín Ron despliega nuevo proyecto mural con eje en la crisis ambiental

El artista señala que el protagonismo del primer mural que presenta ahora en San Nicolás está dado por "el reflejo", algo en lo que ya había incursionado como recurso compositivo en aquellos muros que intervino en el conurbano bonaerense entre el año pasado y este. En los primeros dibujos de esa serie están presentes niños y globos plateados en forma de corazón -como referencia a Banksy y en especial a la obra "Niña con globo"-, así como el juego con el reflejo y la mirada.

Las obras giran sobre la "temática ecológica", y según las palabras del artista, buscan "generar conciencia sobre la bajante histórica del Río Paraná y la crisis ambiental que atravesamos", invitando a reflexionar sobre "los motivos de la bajante del río y sus consecuencias en el medio ambiente", dice.

Sobre el tema plasmado en la pared sostiene: "Sigo la misma línea. Me gusta trabajar con niñas y niños por la gestualidad y la espontaneidad que nos brindan estos pequeños seres que en la escala gigante funcionan muy bien y le gusta a todo el mundo, y a mí me satisface enormemente, porque ahí es donde doy todo al realismo, la textura, los colores".

Ron acota que el segundo edificio de San Nicolás sobre el que comenzará a trabajar próximamente tiene una mejor vista de cara al río, y que a su vez remite a los dos trabajos de Banfield. "Son un diálogo de obras con el tema del río Paraná bajo", dice.

Más allá del embellecimiento urbano que genera la utilización de las paredes como lienzos, la realización de los dos grandes murales constituyen una situación inédita para una ciudad como San Nicolás, destaca Ron, que con su proyecto tiene la convicción de que "el arte es un gran medio para generar conciencia y poner en discusión temáticas urgentes".

La Municipalidad de esa localidad "está organizando un programa de arte urbano donde invita a artistas locales" para que "las fachadas o paredes abandonadas o descuidadas de la ciudad, ¡se llenen de color!", explican en Instagram.

Por otro lado, con la invitación a Ron "para hacer estas piezas grandes", se busca "cambiar toda la fisonomía del centro de la ciudad", según refiere el artista, quien reconoce que los proyectos grandes tienen impacto en comunidades pequeñas.

El artista indica que en línea con lo que venía estudiando, la convocatoria le permite "hacer un llamadito de atención a lo ecológico relacionado con la bajante del río" y para ello utilizó "el reflejo que quería experimentar" como metáfora "basado en una orilla".

En la composición simétrica que presenta ahora, el niño en cuclillas se refleja "en una orilla muy baja" que emula "el borde de un espejo" mientras está rescatando un camalote de Irupé nativo del Río Paraná que le llamó la atención, en tanto el globo queda relegado a un costado.

Por otro lado, la segunda composición va a ser similar, pero con la imagen de una niña, seleccionada a partir de un casting. "Va a ser un mega retrato espejado" con el personaje "jugando también en la orilla, en una situación que todavía no tengo definida", explica.

Este primer mural -que estará terminado en una semana- demanda unos 200 litros de pintura y está siendo pintado sobre la medianera de un edificio de 13 pisos ubicado en la calle Sarmiento, número 24, en tanto que a cien metros de distancia -igual que con los de Banfield-, se pintará el segundo mural en un edificio situado sobre la Plaza Mitre, entre finales de agosto y principios de septiembre.

Ron recibe la ayuda de su asistente Nicolás Dicianno, y cuenta además con la sensibilidad de la fotógrafa Vi Carel, con quien realizó la producción de fotos "para reflejar a Fausti -el hijo de unos amigos- en esta composición reflejada".

En mayo, el artista tenía una cita con una pared angosta de 95 metros ("todo un récord en Latinoamérica", asegura) en un nuevo edificio de oficinas de 30 pisos que está en proceso de construcción sobre la Avenida Corrientes, entre Paraná y Uruguay, en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, la iniciativa fue demorada "y se realizará hacia fin de año", apunta.

El otro dato es que será una intervención distinta a la figurativa hiperrealista que es parte de su sello autoral: "Va a ser una ornamentación de color más que un mural, se va a embellecer esa fachada" con un diseño "más decorativo y abstracto" de la medianera tan próxima al obelisco, concluye Ron.