Claudia Chamudis es escritora santafesina y fue premiada en la 8va edición del Mundial de Escritura, por su obra “Oración del remanso”, un cuento que nació de la mezcla de una canción y del paisaje cotidiano de la autora. 

El certamen convocó a más de once mil escritores de 65 países del mundo, concurso al que Claudia llegó por invitación de unas amigas en Buenos Aires. La competición duró una semana. Allí, los y las escritoras recibían una consigna por día y disponían de 24 horas para subir sus textos. 

La consigna que le cayó en suerte a Claudia fue la de elegir el título de la canción preferida y, a partir de ella, escribir algo. La canción escogida fue “La oración del remanso”, de Jorge Fandermole.

“Para mí la religión es una especie de pensamiento mágico (yo no tengo ninguna religión), como cuando el pescador en medio del río le pide al Cristo de las redes una buena pesca. Y su mujer lo espera en la orilla. En nuestra cultura, las mujeres no pescan y me gusta pensar en la idea de que el río también puede ser para nosotras", señala la escritoria santafesina.

Oración del remanso

"La escritura me constituye"

Claudia tiene 51 años y participa de talleres literarios desde los 8.  “Dejé de escribir ficción cuando entré a Letras”, recuerda sobre su ingreso a la facultad en búsqueda de más herramientas para una escritura creativa. Sin embargo, no fue por allí donde obtuvo los resultados que esperaba.

Actualmente es docente y la escritura la persigue en todo momento. “Le doy a mis alumnes Análisis del Discurso que, por ejemplo, plantea que el yo y el son sujetos que se construyen en el lenguaje (en términos lingüísticos), pero para mí la escritura me constituye, en sentido de que le da goyete a muchas de las cosas que hago”, describe.

“No sé cómo hace la gente que no proyecta, que no usa su parte creativa en lo que sea. Elegí la escritura como una manera de vivir otras vidas, porque con la literatura siento que me meto en historias ajenas", dice.

Mirar lo cotidiano con otros ojos

La escritora y docente tiene una mirada optimista del mundo, casi mágica, que traduce en el género del realismo fantasioso.

“Me gusta mucho mirar el mundo cotidiano con otros ojos y que en la vida diaria, común, una caminata hasta el río, cocinar, o simplemente el imaginarse que vas a cocinar, esté siempre junto al componente mágico que ronda en la cabeza de una”, se explica.

Sobre el género narrativo escogido, Claudia suele adoptar el punto de vista de un narrador interno, ubicado en el hombro de la protagonista. “Como un pajaro”, dice. 

—¿Qué te resonó de la canción “Oración del remanso” a inspirarte?

—En nuestra cultura las mujeres no pescan. Y a mí siempre me gusta pensar que, en la vida diaria, hay muchos otros lugares que aparecen como relegados para las mujeres. Esa idea de que el río también puede ser para las mujeres, al igual que la pesca, es lo que suelo evocar al escuchar la canción. Para el cuento lo mezclé además con mi paisaje cotidiano.

Vivo en las afueras de Santa Fe, cerca de la cuenca del Salado. Suelo caminar hasta el río, y mi vecina Ramona (que de algún modo está en el cuento), siempre está dando vueltas, junto con Celestita (NdR: en el cuento, aparece como un bebé en la panza de otro personaje).

Celestita ya nació, tiene un año. Y su madre me contaba que nació en Santa Rosa de Calchines, a orillas del Paraná. Entonces pensaba, también, sobre lo qué sentirá ella por haber nacido al lado del Paraná y ahora estar ahora en la cuenca de este Salado, que es tan chiquito. Ahora está con poca agua, apenas si es una viborita. Entonces pensaba en la comparación de los dos ríos, en la pesca y en todo eso metido en una coctelera: así me sale un texto.

—Sobre el último momento de la obra, ¿cómo es que te llegaron esas imágenes, esa cocina?

—¡La veo! Es que yo le compro huevos a Ramona, voy todas las semanas y nos ponemos a charlar en la cocina que es un galponcito con una mesada. La Celestita anda siempre gateando por ahí.

Ahora ya no, porque están los aliviadores, pero mi casa y la de ella se han inundado con las crecidas. He tenido un metro de agua en mi casa, aunque no vivía ahí, quedaron las marcas.

Entonces proyecté acerca de cómo hubiera sido mi casa (y la de ella) en medio de las inundaciones, antes de las defensas y con un metro de agua en la casa. Es una imagen que siempre tengo en la cabeza.

Qué el río se lleve todo

Claudia Chamudis ultima detalles para lanzar en marzo su primera novela: Qué el río se lleve todo, por Editorial Palabrava. “Claro, el río está metido ahí”, resalta Claudia entre risas. 

“Es una historia de una joven Mocoví, que es llevada por el cacique a la reducción de San Javier, donde estaba Florian Paucke, en el siglo XVlll, es pura ficción", adelanta.

Y agrega sobre el trabajo detrás de escena: "Tuve que leer mucho las crónicas de Pauke, también antropología, astronomía y acerca de la cosmovisión mocoví. Quiero lograr una historia bien situada en la cabeza de quienes lo hayan pasado.”