Berni, el arte que todavía nos mira
A 120 años del nacimiento de Antonio Berni, el Museo Castagnino ofrece un homenaje integral que vuelve a poner en diálogo su obra con las problemáticas sociales de hoy. Más de 70 piezas, materiales inéditos y reinterpretaciones contemporáneas confirman la vigencia de un artista indispensable.
Un 14 de mayo, pero de 1905, nacía en Rosario uno de los mayores exponentes del arte moderno: Antonio Berni. Con una mirada aguda sobre su entorno, logró plasmar en fotografías, objetos escultóricos, pinturas y grabados los grandes conflictos de la contemporaneidad. Uno de sus grandes temas fue el mundo obrero, con la explotación y exposición a condiciones indignas de trabajadores muchas veces despreciados. Con esta denuncia, logró llegar a grandes salones de arte. Los episodios ocurridos este martes en la ciudad —un operario aplastado por un montículo de tierra con una excavadora y otro que recibió una fuerte descarga eléctrica al tocar con su pala un cable de alta tensión— muestran la triste actualidad de un artista que, aún hoy, sigue hablando de Rosario.
“Berni Infinito”, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino, es un homenaje integral al artista en el 120° aniversario de su nacimiento. La exposición reúne más de 70 obras, muchas de ellas exhibidas por primera vez en la ciudad. La curaduría, a cargo de Cecilia Rabossi, ofrece un recorrido por la trayectoria de Berni, desde sus inicios hasta su consagración nacional e internacional, destacando su compromiso social y su visión artística innovadora.
La marginalidad, la explotación, los desechos de los entornos industriales, el desamparo de las infancias, el trabajo sexual y hasta las tensiones propias de una sociedad hiperconectada se conjugan con maestría en su obra. Berni explica: “los grandes xilo collages (...) ya contienen el concepto de reciclaje, término que significa dar al producto usado, que aparentemente no sirve más, una nueva función por la cual deja de ser un resto inútil”. En Berni, ese reciclaje se vuelve obra que, al día de hoy, continúa interpelándonos.
Se exponen varias obras de la serie Juanito, en las que Berni aplica la técnica del xilocollage. Una técnica que parte del collage hecho con desechos de los márgenes de las ciudades industriales —chapas, maderas, botones, monedas— para generar una matriz que servirá de sello para imprimir una serie de grabados. Así como la sociedad de consumo produce en serie tanto productos como residuos e infancias desprotegidas, el artista utilizará una única matriz para crear varias láminas que ilustran el desamparo que habita en los márgenes.
Toda la obra de Juanito Laguna —cuyo primer exponente data de 1956— es producto de esta búsqueda. Berni retrató a muchos niños durante sus viajes a Santiago del Estero y a los suburbios de Buenos Aires, pero fue a este retrato al que dio un nombre y apellido: Juanito Laguna. El artista lo concebirá como un arquetipo de la realidad argentina y latinoamericana, una expresión de todos los Juanitos que existen. Este niño encarna la denuncia atemperada por la inocencia del transcurrir de su propia vida. La obra narra escenas de su historia y lo representa junto a su perro, remontando un barrilete o pescando, instalado en un cúmulo de objetos con la gran ciudad de fondo, símbolo de un progreso que parece no incluirlo.
La producción en serie de estas obras —hasta diez grabados por matriz— respondía no solo a una justificación conceptual, sino también a una necesidad de ampliar el alcance de su denuncia. En la 31ª Bienal Internacional de Arte de Venecia de 1962, Antonio Berni recibió el Gran Premio de Grabado y Dibujo con una serie de diez collages y cinco xilografías de gran formato, todas dedicadas al personaje de Juanito Laguna. Mientras la obra se exhibía en Venecia, el resto de los positivos se mostraban en su ciudad.
Además, entre las piezas exhibidas se encuentran obras emblemáticas como Desocupados (1934), Juanito pescando (1962), Ramona vive su vida (1963) y La obsesión de la belleza (1976). Estas obras, provenientes de colecciones públicas y privadas de todo el país, abarcan diversas técnicas y formatos —grabado, dibujo, pintura y fotografía— y están acompañadas de material documental que contextualiza la producción de Berni.
La muestra también incluye intervenciones contemporáneas que dialogan con su obra. En la explanada del museo, los visitantes son recibidos por Los manifestantes, una serie de esculturas en fibra de vidrio del artista Nicolás Panasiuk que reinterpreta figuras emblemáticas del universo berniano y las proyecta al espacio público. En la sala central se exhibe Manifestación, del colectivo Mondongo, una versión actualizada de la icónica obra de 1934. Ambas piezas trasladan los personajes de Berni fuera del lienzo, convirtiéndolos en figuras tridimensionales que encarnan problemáticas aún vigentes. En el caso de Mondongo, se respeta el formato original, pero se incorporan materiales y símbolos contemporáneos, tendiendo un puente entre dos épocas y dos miradas sobre la sociedad.
“Berni Infinito” se puede visitar hasta el 3 de agosto en el Museo Castagnino, ubicado en Av. Pellegrini 2202. Los horarios de visita son de martes a domingo, y feriados, de 11 a 19 h. Las visitas guiadas se realizan los miércoles y viernes a las 17 h. La entrada es libre y gratuita y como hay mucho para ver y aún queda tiempo, se recomienda ir al menos dos veces, y que al menos una de las visitas sea aprovechan la guía que ofrece el museo. La experiencia es poder detenerse a apreciar en detalle un arte que aún nos mira.