El periodista y escritor Federico Anzardi presenta su libro Hay cosas peores que estar solo. Fito Páez y Ciudad de Pobres Corazones en una charla con Diego Giordano, este viernes 23 de septiembre a las 19 en el Centro de Expresiones Contemporáneas. Allí se proyectará la película Ciudad de pobres corazones, de Fernando Spiner. La entrada es gratuita.

Hay cosas peores que estar solo cuenta la historia del contexto en que Fito creó Ciudad de pobres corazones. El álbum, el cuarto en la carrera de Fito Páez, fue publicado en 1987 tras los asesinatos de su abuela y de su tía abuela.

“En esta puta ciudad todo se incendia y se va”, cantó Fito Páez desde las entrañas de su angustia. Ese grito todavía se escucha como uno de los desgarros más intensos del rock argentino. Fue el resultado de un proceso interno que tuvo a Fito al borde de la locura, preso de un odio que se reflejó en un cambio rotundo de sonido y actitud.

Días dominados por el alcohol y las pastillas y una evidente ausencia de esperanza en el futuro. Basado en un extenso trabajo de archivo y de numerosas entrevistas con los protagonistas, especialmente hechas para esta investigación, este libro muestra cómo hizo Fito para atravesar la tragedia sin convertirse en una víctima. Una historia anclada en la cultura pop de los ochenta que cuenta la caída y la resurrección de uno de los artistas más importantes de la música latinoamericana.

Todo sobre Fito y su ciudad de pobres corazones, gratis y contado por su autor

El libro narra y reconstruye esa etapa en la vida del músico a través de ochenta entrevistas a managers, músicos, amigos y al propio Fito, además de contar con el testimonio del exgobernador de Santa Fe José María Vernet, una de las personas que permitió el esclarecimiento del crimen. Además, incluye material de archivo de diarios y revistas de la época.

“El libro es una especie de novela de no ficción entre musical y policial que tiene como protagonista a Fito. Cuenta todo lo que pasó después de los crímenes, cómo lo afectaron, cómo provocaron una especie de crisis existencial de la que le costó mucho salir y que no solamente impactó en su música sino también en su vida cotidiana, y que, podríamos decir, se extendió hasta fines del '90 y principios del '91”, explicó Anzardi.