Quince años atrás Alejandro García entró a un ensayo del grupo teatral los Jumping Frijoles cantando un tango al pasar. Homero Chiavarino paró la oreja, no sabía de sus dones vocales, y lo desafió: “Yo toco la guitarra, ensayemos”. Ese fue quizás el origen de una dupla manijera que desde entonces no puede evitar tocar música popular.

El Distrito Siete fue sede del primer show de miles. Y será ahí mismo donde se realizará la primera de cinco celebraciones que la banda rosarina Homero y sus Alegres ofrece este año, después de 15 años alegrando a la ciudad con sus ritmos siempre populares, de cumbia colombiana, santafesina, rosarina, rock, tango, folklore, samba y bossa. Una banda que fue creciendo hasta volverse orquesta, que casi cuelga los botines en el encierro y creció ahora más que nunca con canciones propias. La “Ceremonia de los bonetes” será este sábado, y las entradas se consiguen online en Passline ó en puerta. 

Alejandro recordó los orígenes de esta locura alegre. Hace quince años, dice, no tenía idea qué camino seguir en su juventud. Una amiga suya le pidió que vaya al taller de teatro de Cristian Marchesi en el Centro de la Juventud, y aunque él no tenía absoluto interés en asistir, hizo caso a la insistencia de su amiga y fue. Ese fue el camino sin regreso de la actuación, en el Match de improvisaciones Jumping Frijoles.

Homero y Alejandro pasaron del teatro a los ensayos musicales, mano a mano con una guitarra. La primera vez fue en la casa de Homero de calle Montevideo al 1800, un día antes que esa casa se derrumbara. Literalmente. “Tocábamos y vimos cómo se formó una rajadura. Le avisamos a los arquitectos, y ellos nos dijeron que mañana lo verían. Pero al día siguiente se desplomó el techo y nadie salió herido de casualidad”, recordó.

Antes de llamarse Homero y sus Alegres, la dupla tocaba primero tangos, y después folclore. Formaron una banda llamada Sombra de Toro, que hasta llegó al Pre Cosquín, con Luciano Durí y Mauricio Palavecino. Pero un día Marchesi les marcó el punto de giro hacia la historia: “Por qué no arman un repertorio de cumbia popular, estilo los Guaguancó”, les inquirió, de cara a una fecha de carnaval. Y comenzó el viaje de ida.

“Cristian fue visionario porque era una época en que se terminaba la cumbia estilo villera, y aun no era el boom de la colombiana. En paralelo hacíamos obras teatrales, y ninguno era cumbiero, así que al pensar en un nombre, fue Marchesi que nos dijo Homero y sus Alegres, por la cara de miedo que teníamos al tocar”, recordó entre risas Ale.

Ale recuerda que su carrera era amateur, al igual que en el teatro, porque cantaba en fogones y sabía tangos, pero fue entrando en el mundo Chiavarino, que viene de Paso de los Libres con su juventud chamamecera, donde aprendió bossa, samba, folclore, tango, y su primera banda fue a sus siete años.

En el camino la banda fue creciendo con canciones propias y ajenas, moviendo los cuerpos de rosarinos y la región, y se sumó Lidia Crucet, dando la impronta que faltaba con sus alocuciones y su carisma. “Un día la invitamos a tocar unos temas, y cuando terminó el show nos dijo que se quería quedar en la banda. Y así fue”, recordó.

En los últimos años también sumaron a Lourdes, cantante colombiana, en reemplazo de Lidia que no podía sonar en varias fechas. Y también se quedó, multiplicando la potencia femenina. Ahora preparan temas para lucirse ambas juntas en el escenario. “Son mujeres talentosas que trajeron un respiro necesario al grupo. En cada show pasan cosas únicas, porque siempre invitamos nuevos artistas. Una vez un metalero cantó temas de Antonio Ríos y fue un delirio hermoso”, recordó.

No muchos conocen el dato que Homero y sus Alegres tuvo su fin durante la pandemia y renació luego fortalecida, de banda a orquesta, por la cantidad de incorporaciones. Ale García recordó: “Cuatro compañeros plantearon que por sus proyectos se iban de la banda, y con el encierro, vimos que la salida era bajar el telón como banda, lo aceptamos. Pero a los pocos meses Homero no lo podía concebir, y habló con cada uno. Los puestos que faltaba cubrir los sumamos, y vinieron más vientos y percusiones. Salimos del momento más crítico con fuerza”.

Ahora la banda que llegó a sus 15 años, comienza el primero de sus cinco festejos. Cada uno será diferente, y en el último, que se espera para fin de año en pleno verano, “sonará lo mejor de cada show que dimos en el año”, prometió.

Integrantes
Acordeón y voz: Homero Chiavarino 
Voz: Vicky “Lidia” Olgado 
Voz: Lourdes Garnica Gutiérrez
Güiro y voz: Alejandro García 
Congas: Carlo Seminara 
Timbales: Gaspar Abdo  
Percusión, accesorios y voz: Sebastián Gabrielli 
Guitarra: Facundo Abdo 
Bajo y voz: Gabriel Coronel 
Trompeta: Alejo Blanco 
Saxo: Kimey Gómez 
Trombón: Igor Cuervo 
Sonido: Emanuel García 
Luces: Paloma Gallardo Lescano
Producción: Estefanía Caminotti