Expreso, el nuevo libro de Beatriz Vignoli, fue editado por Editorial Biblioteca y es un diálogo constante entre la recuperación de la propia poeta tras un accidente con la recuperación de la producción literaria que esa editorial de La Vigil realiza desde su reapertura, 45 años después de haber sido intervenida en la Dictadura. La presentación del libro será el 29 de abril a las 18.30 en la Vigil, Alem 3078, donde se podrán adquirir ejemplares.

Beatriz Vignoli se encontraba preparando su próximo libro, uno de poesías en torno al concepto del pasear luego de haber recuperado la calle en la pospandemia. Pero al cruzar la avenida San Martín se tropezó en plena calzada y los planes cambiaron: se quebró una muñeca, y lejos de frenar el avance del libro, éste mutó en el que presenta ahora junto a Editorial Biblioteca, nada menos que en la propia Vigil. Un libro tras la caída, sobre el aprendizaje de un mundo donde la recuperación –personal y colectiva- indefectiblemente es con la ayuda de las redes afectivas.

“Es un libro que pienso como recuperación en muchos sentidos, porque es una soldadura, además de mi muñeca, de la colección Poetas Argentinos, que dejó de publicarse en 1977 con la intervención militar a La Vigil”, aseguró a RosarioPlus en un bar donde sonaba Charly García con sus dinosaurios como telón de fondo. Es que este libro reinaugura la colección de poesía mencionada, y además ella es la primera mujer en integrar la serie que arrancó con Paco Urondo, luego Francisco Madariaga, Hugo Gola, y se interrumpió con el libro de Rodolfo Alonso tras la intervención militar. 

Para la autora, el de ese espacio cultural fue un genocidio cultural, “una destrucción deliberada de la cultura popular, y la desintegración de lo social fue parte del plan de la Dictadura”, y ahora “la Vigil está recuperando ese acervo y sus lazos, y es un honor ser parte de esa recuperación". "En marzo del año pasado me caí y me quebré y a partir de entonces todo fue cuidado, amigas que me ayudaron con cosas de la casa y los médicos. La civilización para mí fue recuperada ahí. La Vigil y yo estamos haciendo juntos esta soldadura”, consideró.

En torno a Expreso, nombre que da a este nuevo libro, la poeta relató: “Esperaba el colectivo en San Lorenzo, y cuando lo vi venir con esas letras iluminadas bajo el nombre de Expreso, me gustó. Me recordó a Expreso Imaginario y a El expreso de Poli, los programas que mi generación consumía, pero además pensé en el concepto de la libre expresión, porque era un libro pensado para escribir a partir de las ideas que se me ocurren cuando camino y paseo, una alegoría a la libertad de volver a tomar la calle tras el encierro y a expresarme”.

Claro que al dialogar con la Editorial Biblioteca para este libro, ella veía el paralelismo con la importante recuperación del acervo cultural que la historia de la Vigil viene realizando, como un modo de “curaciones sociales” ante tanto daño represivo. De esta forma, un nuevo significado que tocó a muchos miembros de la biblioteca: ex-presos. Todavía ella no se había quebrado su muñeca y no sabía que pasaría por su propio cuerpo la vivencia de la herida, el encierro, la necesidad de cuidados de otros para sanar. Fue ese su proceso de aprendizaje, y es un libro “agradecido con mucha gente que ayudó a sanar”, aseguró.

Pero sobre la cura social, el otro lado de la cinta de Moebius, en Expreso Vignoli dedicó un poema dedicado a Mabel Temporelli, una detenida en Devoto, a la cual ella entrevistó con motivo de una muestra. Hay además un poema dedicado a Federico García Lorca, Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni, basado en un sueño que Beatriz tuvo de aquellos años infaustos de represiones y muertes de estas grandes plumas. Y otro dedicado a Rubén Naranjo, uno de los más reconocidos gestores de la Vigil. Los desaparecidos y detenidos del totalitarismo más reciente, que aún tiene pendiente heridas por sanar.

“Cuando pensamos los efectos de la dictadura pensamos en lo más urgente, reclamamos dónde están los desaparecidos, juzgar a los asesinos que no sigan sueltos (y siguen habiéndolos aun), y que volvamos al estado de derecho. Pero las marcas que dejó en la sociedad siguieron de formas más sutiles: el encierro por la pandemia fue un sometimiento más sobre la gente, y la sociedad agachó la cabeza. Hay hábitos de la sociedad que la dictadura impuso en ese momento como el aislamiento y el individualismo, que persistieron. ¡Y suena Charly en la radio!”, reflexionó locuaz la escritora.

Expreso es su primer poemario luego de la compilación de toda su poesía escrita hasta 2021, compilado en el libro Viernes, de la editorial Nebliplateada, que se presentó en febrero pasado en la peluquería literaria de Pablo Bigliardi. En aquella compilación fue publicado otro libro que Beatriz escribió antes que Expreso, y que había sido inédito hasta ahora: Tálamo era su nombre. “Tálamo significa hogar, espacio seguro, y eso es algo que no tenía yo en mi propia casa en dictadura, y el tálamo es una parte muy adentro del cerebro, de la misma forma nació como un libro oculto, incrustado en Viernes”, precisó sobre aquel otro libro casi contemporáneo a Expreso.