La vuelta de Ángel Di María a Rosario Central no solo revolucionó el mundo del fútbol, también encendió las redes sociales. Horas después de confirmarse su regreso al club que lo vio nacer, las plataformas se inundaron de imágenes del "Fideo" en sus comienzos: con la camiseta auriazul en las inferiores, en su debut profesional o celebrando goles con esa mezcla de alegría y timidez que siempre lo caracterizó. Los usuarios compartieron fotos, videos y recuerdos que despertaron una ola de nostalgia y orgullo.

La emoción se volvió viral. Hinchas de Central, fanáticos del fútbol y hasta cuentas oficiales replicaron postales del joven Di María: flaco, con peinados de otra época y una gambeta que ya entonces dejaba huella. La frase “De Rosario al mundo… y de nuevo a casa” se multiplicó junto a las imágenes, reforzando la idea de un círculo que se cierra con un fuerte valor simbólico. Muchos destacaron cómo, a pesar de haber conquistado Europa y el mundo, nunca perdió su conexión con el barrio, con el club, con la gente.

Pero no solo se trató de fotos: los posteos se llenaron de mensajes cargados de afecto. Desde quienes lo vieron jugar en las divisiones juveniles hasta los que crecieron viéndolo brillar en la Selección, todos coincidieron en algo: el regreso de Di María no es una simple transferencia, es una historia que emociona. “Gracias por volver”, “el último baile” y “te esperábamos, Fideo” fueron algunos de los mensajes más repetidos.

En medio de un fútbol cada vez más vertiginoso y globalizado, el fenómeno Di María devuelve una dosis de romanticismo. Las redes, en este caso, fueron el reflejo perfecto de un sentimiento colectivo: el de ver regresar a un ídolo a su casa, al lugar donde empezó todo. Y mientras se viralizan sus fotos de pibe, Rosario se prepara para abrazarlo una vez más, esta vez en carne y hueso, en el Gigante lleno.