Esta vez Rosario Central se puso el overol. En Uruguay jugó el partido de otra manera. El Canaya no fue el equipo vistoso y aplicado de oros partidos pero supo valerse de otros argumentos para conseguir la victoria que lo empieza a acercar a los octavos de final.

Tuvo que pelearlo más que jugarlo. En el primer tiempo River lo complicó superando la línea de mediocampistas y llegándole directo a la defensa, tanto con pelota por abajo como con balones largos, a la espalda de los zagueros. El problema fue superado en el complemento.

Si la última línea auriazul no la pasó bien no fue sólo por cuestiones individuales. Central no supo sostener la pelota como habitualmente. No fue eficaz en uno de los aspectos del juego que mejor domina pero supo jugarlo sin su ADN.

Sin la pelota, el Canaya recurrió a la velocidad de sus delanteros para poder lastimar al rival y aunque el esfuerzo fue gigante finalmente regresa a Rosario con una sonrisa bien grande y tres puntos fundamentales pensando en la clasificación a la próxima ronda de la Copa Libertadores.