A los hinchas leprosos le quedó un gusto amargo posclásico. No sólo por el empate de local, con un estadio colmado y las ansias de romper una racha adversa de local, sino porque no pudo patear al arco ni poner en aprietos a Rosario Central. Gabriel Heinze parece no encontrarle la vuelta a un equipo que durante los noventa minutos anda en la misma marcha, sin explosión o ideas nuevas. 

Se trató de un equipo sin movimientos que rompan la lógica del juego, sin sorpresa, atado al manual de tocar corto, no perder la pelota, apostar a algún mano a mano de Brian Aguirre o Ramiro Sordo, no mucho más. Sólo una vez logró romper la línea de la defensa canalla con un desborde en el primer tiempo de Bruno Pittón que tiró un peligroso centro atrás y Aguirre desperdició debajo del arco.  

Pero esto no fue exclusivo del partido de este domingo. Desde que comenzó el torneo tiene esa falta de profundidad, la diferencia es que en los anteriores partidos logró meter algún gol y se tapó todo. No demuestra cambios de ritmo o de control, más allá de la posición de pelota. Tener la pelota no garantiza tener control del partido.  

De hecho, el domingo tuvo la pelota, pero no supo qué hacer con ella en ataque. No es nuevo, en general le sucede. Falta el enlace entre Juan Sforza y la ofensiva. Cristian Ferreira no logra conectar con el centrodelantero porque en general recibe de espaldas. Girar, gambetear y llegar posicionado para habilitar parece serle una tarea titánica por momentos. Pablo Pérez tiene esas intenciones, pero no logra la continuidad necesaria. 

La solución, claro, depende del DT, aunque no da muestras de retoques durante el juego. Tiene un idea y hacia allí va, por más que el momento de juego indique otra cosa. El domingo metió un sólo cambio: Pérez a los 38 del segundo tiempo. La platea le pedía cambios, con respeto, pero exigía. El fútbol requiere dinamismo y mover fichas, salir de la monotonía. Correrse un poco del molde, sobre todo porque se viene una seguidilla de partidos durísimos: Racing, River, Copa Sudamericana en menos de diez días.