Un digno Vélez Sarsfield, que le jugó de igual a igual al segundo finalista de esta Copa Libertadores, Flamengo, en el propio estadio Maracaná, luego de caer por 4 a 0 en el cotejo de ida en Liniers, se despidió esta noche del certamen con una derrota por 2 a 1 que le mejoró ostensiblemente la deteriorada imagen que había dejado en ese primer encuentro disputado en el estadio José Amalfitani la semana anterior.

Y ahora habrá una nueva final entre equipos brasileños, la tercera consecutiva, el próximo 29 de octubre en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, cuando se enfrenten los rojinegros Flamengo y Athlético Paranaense, que dejó por el en la otra semifinal a su también compatriota, el bicampeón Palmeiras. Las finales se siguen repitiendo entre equipos brasileños desde hace tres años y esto ya marca una tendencia que resulta preocupante para el fútbol argentino.

Vélez jugó en el Maracaná con un equipo alternativo de la manera que debió hacerlo como local con los titulares en la ida, porque seguramente así podría haber afrontado una serie más pareja y habría llegado con alguna chance cierta a esta revancha.