El 15 de febrero el Gimnasia de Maradona enfrentó a Rosario Central en el Gigante. Del resultado nadie se acuerda y a esta altura importa poco. Lo claro es que ese día quedará en la historia para muchos, ya que fue la última vez del Diez en la ciudad que alguna vez lo abrazó.

También tras aquel encuentro se alborotó la sala de prensa en el estadio auriazul. Parecía que no lo iba a hacer, pero Diego habló. “Viene Maradona", se escuchó, y los periodistas rosarinos se agolparon (nos agolpamos) para poder estar bien cerca. Maradona estuvo muy lúcido para explicar la actuación de su equipo y hasta se permitió, auténtico como siempre, bromear con los presentes. Luego se perdió entre su equipo de seguridad, para ya no volver. 

Unas 24 horas antes de aquel partido en el Gigante las inmediaciones del hotel de Catamarca y Mitre se llenaron de banderas. La mayoría eran de Newell’s, pero también había otros que intentaban pasar más desapercibidos con la camiseta de la selección argentina, y hasta algún Canalla “camuflado”. En definitiva, el rosarino futbolero de ley se dio una vuelta para ver si, al menos desde lejos, podía saludar al ídolo.

Entre los invitados en el lobby hubo uno especial: Tomás Carlovich. Muchos aquella tarde se preguntaron si era la primera vez que el Trinche y Diego coincidían. La respuesta sorprendió a más de uno.

Aunque siempre se idolatraron mutuamente, nunca antes se habían estrechado en un abrazo. El momento fue de lo más emotivo, y con el correr de un 2020 triste por un montón de razones ese encuentro tomó todavía más valor para los libros de historia.

Carlovich le entregó a Maradona una camiseta de Central Córdoba con el número 5, y el Diez le estampó una particular dedicatoria: "Para el Trinche, que fue mejor que yo".

Unas semanas después se fue el Trinche, víctima de la inseguridad en Rosario. Este miércoles negro, partió Diego. Seguro se sacan las ganas de jugar juntos.