Darío Benedetto terminó siendo el protagonista de la serie de Boca ante el Corinthians, no por convertir y darle la clasificación a su equipo como ya ha ocurrido, sino por todo lo contrario. Esta vez le toco errar dos penales, uno de ellos, colgándolo en la tribuna. 

El primero fue en el primer tiempo. Tomó la pelota y, después de algunos minutos de demora y un mínimo altercado con los rivales, disparó mordido al palo. Puede fallar. 

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En la definición desde los doce pasos, una vía que Boca siempre espera, también toó la pelota, esta vez en un penal definitivo. Si convertía, Boca clasificaba. Fue a la segunda bandeja, literal. Algunos murmullos ganaron el estadio y Benedetto se fue con lágrimas en los ojos cuando Corinthians terminó clasificando.  

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