Roger Federer lleva casi un año alejado de las pistas, su última presentación fue el 7 de julio de 2021 en los cuartos de final de Wimbledon donde cayó derrotado ante el polaco, Hubert Hurkacz. Desde entonces la esperanza de que el suizo regrese a las pistas es el mayor deseo de sus fanáticos, quienes saben que detrás de ese anhelo sobrevuela el fantasma de su retiro. Todo este tiempo el ex número uno del mundo permaneció en Zúrich junto a su familia tratando de recuperarse de una lesión en la rodilla derecha.

"No puedo proyectar tan lejos, estoy esperando la autorización del médico. Estoy listo para darlo todo de nuevo, me siento como un caballo de carreras a punto de largar,  con ganas de correr. En verano espero poder estar en condiciones. No veo la hora de volver a casa por la noche tras de un duro día de entrenamiento y estar completamente agotado", dijo en una entrevista en Caminada Magazin.

Se espera que Su Majestad, quien tiene 40 años y en la actualidad ocupa el puesto 50 del ranking ATP, haga su regreso en el Laver Cup un torneo que es organizado por una de sus empresas y que está previsto que se dispute en el O2 de Londres del 23 al 25 de septiembre. Allí hará dupla con Rafael Nadal. También se espera su participación en Open 500 de Basilea, certamen que se desarrollará del 24 al 30 de octubre.

En el mientras tanto, Federer dedica gran parte de su tiempo a su familia, algo poco habitual en épocas de competencias. Entre sus actividades favoritas se encuentran las salidas a distintos parques con sus hijos: "Recorro parques infantiles de todo el mundo con mis hijos, son todos muy diferentes, algunos con amplia gama de juegos, otros más clásicos o monótonos, lo que los hace todo muy emocionantes”.

Este tiempo además, a Roger le sirvió para sociabilizar con otros papás que al igual que él llevan a sus hijos de paseo. “Estoy feliz por entablar conversaciones con otros padres, los temas son muy variados y en relación a los niños, antes intentaba interceder cuando discutían en el arenero con otros chicos, pero ahora todo es muy distinto, ellos tienen las herramientas que necesitan y aunque estamos muy unidos como familia, depende de ellos hacerse cargo de sus propias vidas y tener sus experiencias, ya sea con sus amistades o con su tarea. No es nada fácil, pero lo importante es que siempre pueden acudir a nosotros si algo les molesta”, contó en Coop Zeitung.

“Es importante que los niños tenga sus libertadas, no me puedo olvidar que en mi juventud solía viajar solo en tranvía, autobús o bicicleta a través de Basilea para entrenar y mis padres siempre me permitieron hacerlo. La crianza no es fácil, mis hijos aún no tienen un teléfono móvil, todavía son demasiado chicos. Poder encontrar el equilibrio adecuado es un desafío tanto para ellos como para nosotros. No podemos confiar en nuestras propias experiencias, porque en nuestro tiempo ni siquiera existían los celulares".

Guerra de Ucrania

“Hablo mucho con mis hijos sobre el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. Todavía recuerdo haber visto imágenes de televisión de Kuwait cuando era chico, todavía puedo ver los cohetes verdes en el cielo claramente frente a mí. En ese momento estábamos más lejos de la guerra aquí en Suiza. Mirka y yo estamos extremadamente preocupados por el estado del mundo, ella perdió su tierra natal cuando era niña, cuando vino aquí desde Eslovaquia con su familia. Está muy herida por la miseria de los refugiados. Nuestra fundación quiere ayudar a los niños traumatizados. Espero que mis cuatro hijos, cuando sean grandes estén involucrados con la Fundación o hacer el bien en el mundo”, concluyó.