Diego Schwartzman salió a la cancha y nuevamente fue derrotado en su debut de un torneo, en esta oportunidad fue en ATP de Santiago, en Chile. El argentino cayó ante el local Nicolás Jarry, número 87 de escalafón por 6-4, 4-6 y 7-6 (2), tuvo un entredicho con el entrenador de su adversario y fue abucheado por el público. Lo que transformó la jornada en un escándalo que tuvo ribetes internacionales.

El Peque cerró con el torneo de Chile su gira sudamericana sobre polvo de ladrillo, con derrotas en casi todas sus primeras actuaciones. Lo que provocó una estrepitosa caída en el ranking y la pérdida de su liderazgo a nivel nacional.

Su falta de confianza lo metió en un laberinto de difícil salida. En el Córdoba Open cayó en segunda instancia siendo el preclasificado número uno del cuadro, la contundente derrota fue ante Juan Manuel Cerúndolo, quien había recibido una invitación especial para poder participar por 7-6 (6) y 6-1.

En el Argentina Open salió como adelantado y también perdió en su debut en la segunda ronda ante el español Bernabé Zapata Miralles (42°), en dos sets. En Río de Janeiro no superó la primera instancia, perdió en manos del serbio Dusan Lajovic (75°) y en Chile también ingresó como bye y en segunda rueda fue derrotado por el local Nicolás Jarry (87°) y estalló el escándalo.

Justamente el Peque le había dado la espalda a la convocatoria para participar del equipo de la Copa Davis ante Finlandia en el mes de febrero para priorizar su carrera en la gira sobre polvo, objetivo que claramente no puedo alcanzar.

La noche caliente del ATP de Chile

Con la derrota de Schwartzman en el Chile Open, el argentino sumó su 13 derrota, de sus últimas 14 presentaciones. Ese partido ante Jarry  fue el prólogo que terminó con el público insultándolo y silbándolo a más no poder.

La rivalidad entre argentinos y chilenos se exacerbó esta semana en el estadio San Carlos de Apoquindo, en Santiago de Chile. Los locales apoyaron a Jarry y con mucha pasión reclamaban las pelotas dudosas. En el tercer set un pique desató el escándalo, cuando el Peque muy seguro lo dio como malo y el umpire no bajo de la silla para comprobar la marca.

Allí entró en escena el entrenador del chileno, Juan Ozón, quien le habría hecho una seña a su pupilo que el pique no era el que marcaba Schwartzman. Allí comenzó un fuerte intercambio de palabras entre el peque y el entrenador de su rival que desencadenó una brutal lluvia de insultos, chiflidos.

Cuando terminó el encuentro el argentino tuvo que salir custodiado por siete personas de seguridad: “La cantidad de insultos que recibí fue brutal. Es hermoso estar dentro de la cancha, jugar, que te chiflen, que te digan algo, pero llega un momento en el que es feo, sobre todo cuando salís de la cancha. Cuando termina el partido la gente ya puede bajar las revoluciones, pero me tuvieron que sacar con seis o siete personas de seguridad. Creo que eso no está bueno”.