Desde chiquita Nadia Podoroska miraba tenis por televisión, por ese motivo el día que les pidió a sus padres que la anotarán en la escuelita del club no los sorprendió, pese no contar con ningún antecedente familiar vinculado con la raqueta.

A los 5 años comenzó a jugar en Club Atlético Fisherton y su primer profesor, Celso Fernández, en diálogo con Rosarioplus.com contó cómo fueron los inicios de la Rusita, la chica del momento que acaba de meterse en octavos de final de Roland Garros. “No me toman por sorpresa los logros de Nadia, tenía la convicción desde que ella era pequeña que esto iba a suceder, salvo algún imponderable. Tiene condiciones naturales y creo que éste es el momento en que comenzará a despegar definitivamente hasta lograr su cometido, que es el de llegar al más alto nivel en el tenis profesional”, expresó Fernández y agregó: “Me llena de orgullo verla crecer e ir viendo como va cumpliendo sus objetivos. Fueron años muy lindos los que compartimos”.

Podoroska comenzó a jugar al tenis allá por el 2002 y el vínculo con su primer profesor se mantuvo unos 5 años. “Su mamá Irene trajo a Nadia a una clase grupal y pese a ser más chica que el resto, inmediatamente sobresalió por su entusiasmo, manera de desplazarse y personalidad. Vi en ella, por ese entonces, algo extraordinario fuera de lo común, era muy inteligente en la cancha, así como en la escuela, adonde fue abanderada”, detalló en entrenador.

En sus inicios algo que la destacó y marco precedente fue en 2006 cuando ganó un torneo nacional en la categoría de Sub 12, con solo 9 años. “Ahí, todos los que seguían las competencias de menores comenzaron a conocerla y a hablar de ella, era una jugadora diferente y se notaba. Desde siempre fue muy técnica, con el tiempo potenció la agresividad de sus golpes, hoy en día es una tenista muy completa, con variedad de golpes y volea segura cuando va a la red. Además es mentalmente fuerte, algo sustancial para este deporte”, contó.

La convicción desde pequeña de llegar a ser tenista profesional es lo que más recuerda su iniciador. “Confiaba firmemente desde chica en lo que quería hacer de su carrera como deportista, cuando la acompañé a jugar su primer torneo oficial quedó deslumbrada y su fanatismo por este deporte la entusiasmaba cada día. Sus padres nunca la presionaron, ella indudablemente amó desde siempre este deporte y tuvo objetivos claros”.

Celso en la actualidad continúa con su escuela en el Club Fisherton con el mismo entusiasmo y
dedicación de siempre. “Doy clases desde el año 86, siempre formativas y de iniciación para niños, pero con Nadia despunté el gusto del entrenamiento, como lo hice en algunas otras ocasiones aisladas de mi carrera. Siempre me dediqué con pasión a hacer mi trabajo y a acompañar a cada jugador en el proceso de su aprendizaje”, concluyó.