La histórica carrera que organiza la Vecinal Empalme Graneros tuvo una edición especial este año, reducida, pero emotiva y simbólica. 35 corredores participaron de la edición número 35 de la carrera del Día del Vecino el domingo pasado.

En 1986, la gran inundación por el desborde del arroyo Ludueña marcó a los vecinos de Empalme y la institución jugó un rol protagónico. Con el tiempo, para levantar el ánimo del barrio se empezó a realizar la fiesta y la carrera del Día del Vecino cada primer domingo de diciembre.  Por eso decidieron hacer este año, con todos los recaudos y una convocatoria muy reducida, este trote para dar por terminado “este año de miércoles”: “Nace con la inundación, cuando estábamos todos desolados, una forma de encarar al nuevo año que venía fue la fiesta del vecino y el maratón. Entonces fue ponerle buena cara al tiempo malo. Y esta vez tuvo que ver mucho con esto. Tengamos optimismo, vamos para adelante”, explicó a RosarioPlus.com Osvaldo “Lalín” Ortolani, presidente de la Vecinal Empalme.

La carrera es la más antigua de Rosario y es la única en la que se premia a todos los corredores. Todos y cada uno de los participantes suben al escenario por categorías y se llevan su trofeo. Además con la inscripción la vecinal entrega una gaseosa y un choripán a cada atleta. Los vecinos del barrio son los aguateros de los corredores, y entregan la hidratación en el recorrido. En la meta, la sirena de la autobomba recibe a quienes van cumpliendo la prueba de 5 kilómetros sobre Juan José Paso al 2500, frente a la vecinal. 

La carrera del Día del Vecino cumplió 35 años con una edición simbólica

Este año no fue posible todo eso, pero sí realizaron un trote simbólico. “No hay permiso, no había inspectores, no había nadie y no queríamos romper las reglas, si nos falta poco. Estamos militando que nos cuidemos, no podíamos ser nosotros los que no cumpliéramos”, aseguró el referente del barrio, explicando por qué se convocó a “algo simbólico, cuidando todo, vamos con barbijo, no amontonemos ropa, vengamos cambiados, vamos a ser poquitos. El techo es 35 corredores para 35 años corriendo el maratón”. 

“Fue muy muy lindo y emotivo. La gente salió a saludar a aplaudir, no habíamos dicho nada porque teníamos miedo del desborde porque siempre se junta mucha gente. Esto fue muy corto, se izó la bandera, se cantó el himno como hacemos siempre, este año a capela en el medio de la calle“, continuó Lalín. La remera musculosa de esta edición llevaba la estampa de Diego Armando Maradona en uno de sus mágicos vuelos. La carrera  transcurrió bajo una tenue llovizna. 

“El año viene ya vamos a estar en la maratón número 36. Lo vamos a hacer con pito y matraca nuevamente. Nos vamos a encontrar en un fraterno abrazo. Si Dios quiere vamos a poder abrazarnos sinceramente, darnos la mano bien, compartir una gaseosa, el choripán”, finalizó el titular de la institución casi centenaria.