En una época en donde la inmediatez y los buenos resultados están a la orden del día, se esperan grandes actuaciones y títulos desde la más temprana edad. Facundo Bagnis viene a romper con esos esquemas y a los 31 años demuestra que con entendimiento en los procesos madurativos, respeto al trabajo y apego a las reglas se pueden romper barreras y cumplir sueños, sin perder esa esencia de pibe de barrio que va a la escuelita del club de la otra cuadra. 

La victoria que obtuvo Bagnis esta semana ante su compatriota Marco Trungelliti en el US Open lo ubicó por primera vez en su carrera en la tercera rueda de un Grand Slam y pese a que el neerlandés Botic van de Zandschulp interrumpió su paso a octavos de final este viernes por la noche tras superarlo por un 3-6, 6-0, 6-2 y 6-2, para el rosarino este fue el mejor año de su trayectoria como profesional. 

"Este es el resultado del trabajo desde hace mucho tiempo. Con los años fui madurando y superando experiencias no tan buenas que me sirvieron de aprendizaje para volver a meterme en el top 100. Este no solo fue mi mejor Grand Slam, sino también el mejor año de mi carrera”, dijo Bagnis. 

La importante actuación del santafesino en el Abierto de los Estados Unidos es el corolario de años de intenso trabajo, con vaivenes por lesiones e inestabilidad emocional que sirvieron de impulso para volver a levantarse y tomar envión. El 27 de febrero de 2020, día de su cumpleaños, recibió uno de los mejores regalos de su vida cuando fue convocado por primera vez a participar del equipo argentino de la Copa Davis, pero con el correr de los meses una noticia superadora le daba otra sacudida de emoción, debido a su ranking y buenas actuaciones iba a hacer su debut en los Juegos Olímpicos, representaría al país en Tokio 2020.  

Su bajo perfil, su voluntad de permanecer y creer en sí mismo hacen que Facundo Bagnis sea el gran ejemplo a seguir, sobre todo para los más pequeños que juegan al tenis, porque lo tienen a su alcance y les demuestra que no hace falta ser un iluminado para alcanzar la meta.