Finalmente llegó el momento, Roger Federer se retiró oficialmente del tenis en la Laver Cup en un dobles junto a Rafael Nadal que quedará en la historia grande del tenis.

La noche previa a su última presentación y antes de que se bajara el telón de su magnífica obra, para el suizo debe haber sido como un torbellino. Muchas veces habrá imaginado cómo sería ese momento, pero ahora lo tenía ahí, tan tangible, tan palpable  que hasta le debe haber parecido irreal.

Para sus fans tampoco fue una noche más, muchos de ellos esperaron horas bajo la luz de la luna en la puerta de ingreso del O2 Arena londinense para verlo pasar antes de su último adiós.

Los seguidores del circuito entienden muy bien como es esto de ver bajar a sus estrellas favoritas de sus autos, antes de algún cotejo. Muchos se animan, sobrepasan la seguridad y que sacan esa selfie que los inmortalizará en un momento de gloria. Así fue como Roger llegó entre flashes al estadio, su última parada tenística.

Federer y Nadal se midieron ante los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe y el score fue anecdótico ante tantas emociones, en primera fila además de su esposa Mirka y sus cuatro hijos, estuvieron como pocas veces en su carrera: Robert, su padre, Lynette Durand, su madre y Diana, su hermana.

Cuando terminó la acción y con la emoción a flor de piel, ante 20 mil personas que lo ovacionaban, fue a saludar entre lágrimas a cada uno de los compañeros de su equipo y a sus rivales y dijo: “Este fue un maravilloso día, fue grandioso haber podido estar acá. Disfruté de ponerme las zapatillas una vez más para estar con ustedes y además me llena de emoción que estén aquí mi familia, amigos y compañeros. Este partido fue maravilloso, con Rafa a mi lado, no puedo estar más feliz. Gracias a todos”.

“Este viaje fue perfecto, haría todo nuevamente tal como lo hice, nuevamente gracias a los que están acá y a los que me siguen en el mundo entero. Aquí están mis padres, mis esposa, y mis hijos a quienes les dije que íbamos a superar esto juntos, que yo no estoy triste, sino todo lo contrario, estoy muy feliz”, expresó Roger.

Mientras el suizo terminaba de decir las últimas palabras fue Nadal quien no pudo contener el llanto y juntos se fundieron en un abrazo a pura lágrima. “Para mí ha sido un gran honor ser parte de este increíble momento de la historia del tenis y de los muchos años que compartimos cosas juntos. Que Roger deje el circuito significa que una parte de mí se va con él, por todos los momentos en los que él estuvo del otro lado de la red, que fueron los más importantes de mi vida”, concluyó Nadal.