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La tarde del jueves se iba con un cielo despejado. El clima hacía más atractiva la propuesta del Ministerio de Seguridad a periodistas rosarinos: sobrevolar la ciudad en el helicóptero de la Policía Federal y observar el nuevo despliegue de las fuerzas federales. Pero la cita se vio abruptamente modificada, en apenas un instante: es que la ciudad se apagó, como si hubiese recibido un golpe de knock out, por dos horas. 

Así, la idea inicial de volar sobre la ciudad para ver el patrullaje y comprobar el trabajo del helicóptero como apoyo de seguridad, se complementó con la posibilidad de apreciar la fisonomía de una ciudad en tinieblas. Las hélices se ponían a punto a metros de la costa central, cuando Rosarioplus.com subió al helicóptero. A bordo, el tablero reflejaba un aura verde, luego, todo era oscuridad. De manera suave el aparato ascendió, aunque sin saber con qué panorama se encontraría desde las alturas.

Un monstruo se ocultaba detrás de aquella oscuridad, una mole latente que solo mostraba estar viva por la circulación de los vehículos que llevaban luces encendidas. La ciudad descansaba de la energía, de la rutina, pero la impresión era que en cualquier momento volvería a estallar de luz. 

El apagón continuaba más allá de lo que la vista y el faro del helicóptero alcanzaban a mostrar. A las dos horas, el servicio de energía se repuso y la ciudad volvió a la normalidad. Pero quedó la experiencia aérea, parecida a una ilusión.