Vivir en un edificio implica compartir espacio con vecinos. Son seres que acompañan lo cotidiano aún sin tener idea de sus vidas. Los palieres y ascensores son lugares de tránsito donde muchas veces se los cruza. Un saludo al pasar, una conversación de clima. Y ocasionalmente, llegan los benditos carteles. La gran mayoría para recordar cosas como "No saquen la basura fuera de horario" y "El que usa la parrilla la deja limpia".

En algunos casos, el tono "informativo" y supuestamente "neutral" de estos cartelitos desbarranca. 

Es el caso de un cartel que hace algunas semanas se vio en un edificio de Corrientes al 200. En este caso, los habitantes pedían a los vecinos que pasaban por esa cuadra, no elegir de "baño" de mascota el frente del edificio. Arrancaba muy bien ("Por favor, les rogamos...") y terminaba de lo mejor ("Gracias y buena vida"). Pero en el medio, al que lo escribió, se le fue la paciencia a otro mundo...

Para compensar, sin embargo, hay otros que pueden mantener la buena onda. Este viernes, un cartelito simpático sorprendió en un edificio del centro rosarino ubicado en Dorrego al 600. En el ascensor, al lado de otro cartel que pedía el clásico "Cierren bien el garage", apareció una hojita blanca rayada escrita con fibrón negro.

Claramente, era un cuestionamiento a un ruidoso vecino pero planteado con mucho cariño. Tanto, que el ruidoso vecino en cuestión se llamó solito al silencio y prometió no molestar más. 

Buenos vecinos.