Muchas películas de terror eligen sitios abandonados, pastizales y lugares inhóspitos como los escenarios perfectos para rodar las escenas más escalofriantes. Y tal vez el ambiente que generan logren ese objetivo, pero al fin y al cabo no dejan de ser espacios donde simplemente la naturaleza se abrió paso a través de estos lugares que la gente ya no habita, y por alguna razón ese simple avance de la vegetación le da otra cara a los paisajes.

El fotógrafo Guillem Vidal exploró estos espacios a través de su serie fotográfica El olvido del juego: desde cabañas infantiles improvisadas hasta espacios organizados y construidos con materiales duraderos. Estos espacios que alguna vez supieron estar "vivos", ahora se encuentran  olvidados, y con el paso de la naturaleza comienzan a parecer algún lugar perdido en la memoria que se encuentra totalmente en silencio.