__tadevel:head__

Entre urgencias, ilusiones y poquitos recursos económicos, Argentino inicia un nuevo campeonato en la Primera D, la más humilde de las categorías para los equipos directamente afiliados a la AFA. A la vuelta de la esquina está el precipicio, pero a partir de una transformación en la conducción del fútbol salaíto, el equipo de la zona norte se ilusiona con salir a flote.

A comienzos de año hubo cambios. En asamblea, el presidente del club, Daniel Mariatti, puso su renuncia a disposición. Su salida no fue aceptada y entonces se crearon subcomisiones que intentan conducir los destinos de la institución. Para manejar el fútbol se eligió al Toto Abel Piva, un histórico dentro del club. Su proyecto plantea la necesidad de volver a las fuentes y dejar de pagar lo que se estaba pagando.

“Poniendo plata nunca pasamos la mitad de la tabla. Este año el presidente no estaba en condiciones de aportar lo que aportaba y no había muchas opciones. Había que encarar la situación o gerenciar el fútbol”, sentenció Piva en diálogo con Rosarioplus.com. “Acá es todo muy difícil pero tenemos un cuerpo técnico de cinco personas y jugadores que hicieron un sacrificio, rechazaron otras propuestas y vinieron a mostrarse”, agregó el Toto.

El DT elegido fue uno de los que más conoce el fútbol de Rosario y la región. José Previtti llegó al Sala luego de su grata experiencia en Pablo VI y se animó a decir: “Te firmo que vamos a ser protagonistas, es difícil, pero soñar no cuesta nada”. Argentino debuta este viernes ante Ballester, de visitante.

“La pretemporada fue buena. Empezamos muy temprano, el 12 de enero. El sistema será 4-4-2 con pelota al piso y trataremos de ser ofensivos”, reveló el entrenador a Rosarioplus.com.

Las dificultades son muchas pero el optimismo no desaparece. Hoy Argentino se sostiene por la buena voluntad de un grupo de hinchas que intentan dar una mano con rifas o peñas. “Estamos muy solos”, resumió Previtti y Piva agregó que “hay muchos que hablan pero después no hacen nada”.  Con mil palos en la rueda, el Sala espera el milagro.