Un investigador principal del Conicet y profesor de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) denunció que es víctima de "marginación" en esa casa de estudios por manifestar su disidencia en 2017 respecto a Horacio Rosatti, luego de que la Corte Suprema de Justicia habilitara el 2 por 1 para imputados por delitos de lesa humanidad.

Se trata de Hugo Aimar, de 70 años, que enfrenta un juicio académico y sostiene que la marginación también incluye al grupo de 12 investigadores que dirige en el Instituto de Matemática Aplicada del Litoral (IMAL).

Aimar contó que en una reunión del Consejo Superior en 2017 planteó que Rosatti no podía seguir al frente de la carrera de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNL porque "era una contradicción", ya que había firmado un fallo en favor de represores.

El investigador sostuvo que en ese momento recibió el pedido del Foro contra la Impunidad y por la Justicia de Santa Fe para plantear el tema en el Consejo Superior de la UNL.

"Mi influencia fue nula, no me puedo poner en papeles heroicos porque no hubo cambios de las posiciones", indicó Aimar en declaraciones a radio LT9 de Santa Fe.

Aimar dijo que planteó una "observación" ante el decano Javier Aga, de la Facultad de Ciencias Jurídicas, para que "lo pensara en todo caso como negocio, porque no era bueno, no lucía razonable como propaganda tener como director de la carrera de Derechos Humanos a alguien que propiciara el 2 por 1, era una contradicción".

Según el académico, a partir de allí comenzó un proceso de marginación que lo afectó a nivel personal y también al grupo de investigadores que dirige en el IMAL.

"Está transcurriendo un juicio académico en un lugar donde dejé mi vida, en la Facultad de Ingeniería Química, una situación en el borde de mi jubilación. Las razones tienen mucho que ver con cuestiones que los denunciantes tildan de agresivas", expresó en referencia a correos electrónicos internos.

Flojos de tolerancia

Aimar dijo que lo que está "pasando es una de las peores cosas que le pueden pasar a alguien que hizo todo" y resaltó: "Soy el docente que más cursos de posgrado dictó en la Facultad, desde hace más de 40 años".

En ese sentido, dijo que la presión deja de ser sobre él y se trasladó a su grupo de colaboradores, cuyos integrantes "están siendo discriminados en un montón de cosas".

"Uno tendría que pensar que la diversidad ideológica es necesaria en una universidad, pero el acoso desde ese momento fue permanente y cotidiano, me di cuenta que fui excluido de todo", añadió.

Luego, dijo que son seis las personas que lo denunciaron para que sea sometido a un juicio académico, tres de los cuales son funcionarios de la universidad.

"Supongamos que estoy equivocado, pero entonces por qué la Universidad, con sus abogados, le da ese carácter y curso para que haya un juicio académico", por una simple "oposición de ideas en un ámbito más reducido, que no tiene que llegar a eso", señaló.

Aimar contó que "cuando uno lee los argumentos, básicamente hay un montón de mails por los cuales la gente se siente ofendida".

En ese sentido, planteó que sus correos obedecían a que en su ámbito no se llamó a ninguna reunión de claustros durante un año y "hubo gente (entre sus colaboradores) que se enteró cuando ya había perdido su cargo porque no (les) avisaban de los concursos".

Al ser consultado sobre si se sentía perseguido ideológicamente, Aimar opinó que "cuando uno expresa sus ideas se expone y es normal que reciba respuestas, pero no la marginación".

"La palabra menos victimizante, marginación en un montón de cosas", evaluó, al tiempo que explicó que "el problema es que (la denuncia en su contra) ya está hecha por los mismos denunciantes, que son los gestores de todo lo que ocurre en el ambiente nuestro, la Facultad".