Un coche bomba estalló este domingo entrada la noche frente a una plaza en el centro de Ankara, la capital de Turquía, y al menos 34 personas murieron y otras 125 resultaron heridas en el atentado, el tercero que sacude a la ciudad en los últimos seis meses, y el octavo en los último dos años.

Ningún grupo reivindicó de inmediato el ataque, que sin embargo llega en medio de una ola de atentados atribuidos al grupo islamista Estado Islámico (EI), a la guerrilla kurda que Turquía combate desde hace más de dos décadas y a organizaciones de extrema izquierda.

Según informaciones oficiales, el artefacto explotó al atardecer en los alrededores del parque Güven, cerca de la plaza Kizilay, rodeada de una zona de ocio y comercios, y que no está lejos del barrio diplomático de la capital. Cerca del lugar hay una comisaría y una parada de colectivos.

La detonación se debió a un coche bomba, dijo en un comunicado la oficina de gobernación de Ankara, lo que incluye la posibilidad de un explosivo a control remoto o un suicida dentro del vehículo, informó la agencia de noticias EFE. 

Sin acusar a ningún grupo en particular, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que el atentado tenía "por objetivo la integridad del país, la unidad del pueblo y la convivencia". "No reducirá nuestra determinación en la lucha contra el terror, sino que nos hará aún más decididos", prometió el mandatario en un comunicado colgado en la página web de la presidencia turca.

Al subrayar que Turquía ha sido objeto de ataques en los últimos meses "debido a la inestabilidad en la región", pareció aludir al EI, según su gobierno responsable del atentado suicida que en octubre pasado dejó 102 muertos en Ankara.

El centro de Ankara vivió el pasado 10 de octubre el peor atentado de la historia de Turquía, con 103 muertos, cuando dos suicidas se hicieron saltar por los aires en medio de una manifestación a favor de la paz en el país.

Télam