A más de un mes de la toma de tierras en Magaldi y Benteveo, en el barrio Gráfico, extremo oeste de Rosario, las 82 familias que ocuparon el terreno para buscar una nuevo comienzo con su familia temen un desalojo violento.

"Estamos con miedo sobre lo que podría llegar a pasar, pero siempre unidos como vecinos", afirmó Marcelo, un vecino del nuevo asentamiento que se fue formando a base de trabajo conjunto con los vecinos, sobre terrenos ociosos.

En diálogo con Rosarioplus.com, el hombre –jardinero de oficio– comentó que desde el inicio de la toma no recibieron apoyo del Estado e intentan apoyarse entre los vecinos para salir adelante. "Tenemos un comedor mantenido a pulmón, cocinando para las 82 familias y las personas que están afuera del predio también", dijo.

En cuanto al terreno donde se levantaron las improvisadas viviendas, el hombre explicó: "Es un lugar que hace 35 años que está así (deshabitado), el dueño hizo un acopio de basura para que no entre nadie, pero los vecinos estamos limpiando para hacernos un lugar". El predio se encuentra detrás del campo de deportes del Colegio Cristo Rey, entre el barrio Tango, los barrios privados del Jockey Club y detrás del Mercado de Concentración de Fisherton.

Además de realizar ollas populares para los vecinos, los trabajadores enseñan su oficio a los más chicos para que puedan desarrollar una actividad cuando sean más grandes. "Somos todos changarines, por ejemplo, yo soy jardinero. Estamos enseñando un poco de los oficios a los chicos", comentó.

Toma en barrio Gráfico: Estado ausente, drama social y solidaridad de pobres

"Con la lluvia, la mayoría tuvieron que volver a donde estaban, en la casa de la suegra, de los padres. La familia va creciendo y en la casa de los padres no se pueden vivir más con 8 o 10 personas", indicó Marcelo y agregó: "Uno busca en este lugar para poder independizarse y buscar una nueva vida tanto como padres y para los hijos".

Las viviendas que se levantaron en zona oeste consisten en un nylon sostenido de cuatro palos de madera, una estructura básica que se aleja de cualquier confort y derecho básico. "la gente no tiene dinero para comprar chapas, tirante o edificar como corresponde", lamentó el vecino de barrio Gráfico. 

Por su parte, Antonela, otra vecina de la zona, afirmó: "La situación es compleja, estamos viviendo bajo un nylon y con la lluvia se nos complica muchísimo". En cuanto a la asistencia entre vecinos, la mujer comentó: "Nos organizamos entre nosotros, con asambleas. Colaboramos entre todos, con lo que tenemos".

Las tomas de tierra de los últimos meses van en consonancia con las alarmantes cifras que esta semana dio a conocer el Indec. Solo en el Gran Rosario, hay 551.802 personas que se encuentran bajo la línea de pobreza y 176.166 personas bajo la línea de indigencia, la gran mayoría de los cuales no tiene acceso a una vivienda, una necesidad básica. Sobre este panorama de marginación social, sectores de derecha consideran que se trata de operaciones orquestadas con fines políticos.