El aumento tarifario trastocó las finanzas de muchos hogares y empresas de la ciudad. La intención de invertir en la generación de energía renovable aparece en el abanico de estrategias de quienes no se resignan a pagar facturas con montos muy elevados. En Rosario, las consultas sobre equipos, precios y requisitos se dispararon en los últimos meses. El interés alcanza a vecinos de zonas urbanas (un cliente nuevo del mercado) y a empresarios que necesitan bajar los costos para poder seguir con las persianas abiertas.

En Rosario hay cuatro emprendimientos comerciales orientados a la venta de los elementos que se necesitan para abastecerse de la energía del sol. Hasta principio de este año, la demanda provenía de habitantes alejados del casco urbano (casas ubicadas en las islas o en localidades aledañas) y de vecinos de la ciudad sensibilizados por el deterioro del medio ambiente.

El negocio parece haber virado con el nuevo escenario económico. Son muchos los rosarinos que empezaron a asesorarse para no depender exclusivamente de la energía eléctrica. Quienes trabajan en el rubro admiten un marcado crecimiento en las consultas y un incipiente aumento de las ventas.

“La gente quiere bajar el consumo. Vienen a preguntar cuánto tiene que invertir para utilizar energía renovable. Lo que vemos es que aún hay mucho desconocimiento sobre el tema”, explica Alicia Guillén, dueña de GreenEnergy, un local céntrico de la ciudad.

La mayoría de los nuevos clientes preguntan por los paneles fotovoltaicos, que permiten un ahorro parcial o total de la energía. El sistema logra la captación y el almacenamiento de la energía solar. “Lo que hay que entender que no todos los lugares son propicios. Si el inmueble tiene una obstrucción del sol, es imposible instalar estos equipos”, señala Guillén.

Los panales pueden colocarse sobre cualquier superficie en donde reciba luz, preferentemente con orientación al norte. Para funcionar necesitan baterías y un regulador de cargas. La instalación es sencilla con una vida útil que alcanza los 20 años.

En la actualidad, por una cuestión de costos, la energía solar se acopla por lo general a los sistemas convencionales de generación eléctrica. Son muy pocas las propiedades que funcionan cien por ciento con la radiación del sol.

Guillen explica que los precios dependen del grado de consumo de la vivienda. Se pueden gastar 10 mil pesos para una iluminación básica (cinco lamparitas) o 100 mil para un sistema integrado que abastece casi todos los artefactos de una casa.

Los edificios también empiezan a experimentar en este tipo de energía. Muchos consorcios piden presupuestos para lograr que los espacios comunes (ascensor, palier, cocheras, etc.) funcionen sin luz eléctrica. Además del ahorro se consigue eludir los habituales cortes en el suministro. “Estas iniciativas colectivas son cada vez más comunes”, detalla Guillen.  

Las fábricas y las pequeñas empresas no se queden detrás de esta movida. El Taller STS Rosario, un emprendimiento asociado a una ONG, es otro de los locales que ofrecen servicios vinculados a las energías renovables. La demanda creció últimamente de la mano de las pymes, según señalan.

“Nos llegan muchas consultas de empresas de la región interesadas en abastecerse de la energía solar. Buscan créditos o algún financiamiento para adquirir los equipos”, señala Pablo, coordinador del área de ingeniería.

El último llamado llegó de una fábrica de helados. La instalación se realizó la semana pasada: 20 paneles fotovoltaicos para abastecer de energía a todas las oficinas.

Los calefones solares, otra forma de ahorrar

La energía solar térmica es otro servicio muy solicitado en Rosario ante la falta de gas en muchas zonas de la ciudad, por un lado; y el aumento de las boletas, por el otro. Se trata básicamente de aprovechar el calentamiento solar de agua para instalaciones sanitaria y climatización de viviendas y piscinas.

Los calefones solares utilizan la radiación solar y el efecto invernadero para calentar agua. El equipo almacena el agua caliente donde conserva su temperatura para luego ser distribuida a todo el hogar. Allí puede ser utilizada como suministro de agua caliente para baños y cocinas o para calefacción a través de sistemas de losa radiante o radiadores.

Los costos oscilan entre los 7 mil y 15 mil pesos. “Hay muchas construcciones nuevas que no tienen gas. Por lo general se opta por una vivienda eléctrica, aunque los calefones solares son una excelente alternativa”, afirman en  el Taller STS.

Se estima que una vez amortizada la inversión (entre dos y tres años), los usuarios alcanzan un ahorro superior al 80 por ciento anual.   

Si sobra energía, se puede vender

En 2014, el gobierno de Santa Fe autorizó a usuarios domiciliarios con energía sustentable a vender el excedente de sus consumos a la EPE. La iniciativa se estancó ante la falta de incentivos para fomentar una inversión difícil de amortizar, según explica Martín Orecchia, coordinador general del Taller Ecologista.

Sin embargo, este año, el poder Ejecutivo lanzó un programa que brinda ayudas económicas a quienes se animen a incursionar en las energías renovables, por lo que la innovadora experiencia (no ocurre en muchas ciudades del país) ya se puso en marcha.

 ¿Cómo funciona? Los paneles están conectados a la EPE a través de un medidor bidireccional que gira en un sentido cuando ingresa energía al domicilio y en el sentido opuesto cuando sale electricidad del generador del hogar hacia la red.

Cuando el usuario consume menos de lo que produce, la EPE compra este excedente a un precio diferencial, muy por encima del monto que se paga por recibir la energía eléctrica (relación 5 a 1). Esta “compra” se materializa en un descuento en la tarifa mensual.