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El cura Justo José Ilarraz podría afrontar una pena de hasta 25 años en prisión si este lunes es declarado culpable de haber abusado de 7 menores de entre 10 y 14 años cuando era su preceptor en un seminario de Paraná, lo que lo convertiría en el segundo sacerdote de la Iglesia Católica preso en Entre Ríos por abusos sexuales.

Durante casi un mes de audiencias testificaron 24 curas, 4 ex sacerdotes, 3 obispos, las víctimas y sus familiares y el propio Ilarraz, que se declaró "inocente" y dijo que "todo fue un plan orquestado por una de las víctimas". La fiscalía y las querellas pidieron 25 años de prisión efectiva y solicitaron la prisión preventiva del cura.

La etapa final del juicio, que se extendió poco menos de un mes hasta el pasado 10 de mayo, se podrá seguir por YouTube desde las 12.30 del lunes, a diferencia del desarrollo del proceso, a cargo de los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, que tuvo lugar a puertas cerradas.

Se trata del segundo juicio en Entre Ríos contra un integrante de la iglesia Católica, tras la condena a 25 años de prisión efectiva, también por abusos, al cura Juan Diego Escobar Gaviria en septiembre de 2017.

Ilarraz fue acusado de abuso y corrupción agravada de menores cuando era preceptor en el Seminario Menor de Paraná, entre 1984 y 1995, por lo que sus víctimas, que testimoniaron en el juicio, hoy tienen alrededor de 40 años. Durante las audiencias, Ilarraz "reconoció las cartas en las que confiesa los abusos" pero aseguró que las escribió "confundido y presionado" por el ex arzobispo de Paraná Estanislao Karlic, para que finalice la investigación interna "porque si no perdía el sacerdocio", contó el fiscal Francisco Ramírez Montrull. 

El fiscal se refería a una carta escrita el 18 de enero de 1997 como confesión ante el Tribunal Eclesiástico del Vaticano, en la que el cura reconoció los abusos y confesó haber tenido "relaciones amorosas y abusivas con seminaristas menores", una de las pruebas de las que dispone la justicia. 

El cura Leonardo Tovar, que declaró en el juicio, había dicho a Télam que "hay muchas víctimas que por hijos, trabajo o vergüenza social no se animaron" a testimoniar, pero asegurado que "se va a hacer justicia, Ilarraz va a ir preso y los que lo encubrieron también". 

Por su parte, Sergio Romero, una de las víctimas del abuso sexual que no figura como denunciante, señaló ante los jueces: "me saqué de encima el ahogo que tuve durante 27 años".

"Yo no tengo Facebook y nunca quise agarrar un celular por miedo a qué me podían decir o quién lo iba a decir. Cada vez que veía autos parecidos a los de Ilarraz me escondía y se me aceleraba el corazón", remarcó Romero, cuyo testimonio dio lugar a un nuevo juicio que el cura deberá enfrentar más adelante.