La vuelta a clases puso en evidencia nuevamente la difícil situación que viven los transportistas escolares. Tras dos años de pandemia y con el regreso de la presencialidad, se vieron obligados a subir sus tarifas. Este año el incremento en el mes de marzo fue de un 30% con una revisión del 18% para el mes de mayo.   

Y aunque en la ciudad de Rosario están habilitados para trasportar escolares 400 unidades, tras la pandemia más de un centenar de ellos se reconvirtió a otras ramas comerciales o sencillamente no soportó los embates de la aguda crisis económica y decidieron dedicarse a otra cosa.

Sel Ruiz Brizuela, presidenta de la Asociación de Transportes Escolares de Rosario, contó a RosarioPlus.com que de los 400 habilitados, 180 ya no ejercen la actividad, por lo cual hoy la plantilla de vehículos se redujo a menos de la mitad.

De esa cifra, 75 vehículos ya fueron dados de baja y desvinculados ante el municipio y otros se trasformaron a nuevas diligencias comerciales, como es la entrega de paquetes para empresas de correo o simplemente hacer fletes privados.

Sin embargo, el regreso a una cuasi normalidad, alentaba a un mejor desempeño de estos micros emprendimientos en su rendimiento económico. Si bien hay demanda, hoy la cubren muchos menos prestadores, por lo cual “hay una baja en el trabajo” que entre otras cosas reconoció Ruiz Brizuela, “están relacionadas con la economía o el Boleto Educativo Gratuito que hizo bajar a muchos niños de sus unidades”.    

La trasportista explicó sobre la situación que viven. Aseguró que “es cierto que se ven los trasportes llenos, pero a razón que en algunas escuelas había siete trasportes y hoy hay solo dos que cubren toda esa demanda, chicos que quedaron fuera de los trasportes que ya no trabajan”.

En cuanto al Boleto Educativo Gratuito señaló que si bien es una política aceptable del Gobierno, en caso de los trasportistas “compiten contra cero peso porque que el nene vuelva en colectivo no representa ningún costo”, además dijo que en la pandemia “las familias se reacomodaron en sus actividades, mucha gente sigue algunos días trabajando en modalidad semipresencial y buscan ellos a sus hijos en el colegio”.

Otro tema preocupante, según la referente, es la suba desmedida de los costos, que lamentablemente, deben trasladar a sus pasajeros. “Las ultimas cubiertas que compré en 2019 las pagué 20 mil pesos y ahora que debí hacer el recambio me salieron 60 mil cada una. Otra cosa, embrague, que es algo caro, sale 90 mil pesos, todo carísimo”, adujo y lamentó que todos esos costos incidan directamente en la tarifa que ellos deben cobrar ya que es una situación que “no pueden absorber más”.

Por ultimo justificó el aumento y señaló que no es el 100% de lo que ellos pierden con el incremento de los costos, es tan solo una parte, pero que es perjudicial para la actividad que va en detrimento ya que “los trasportistas no son empresarios, son microemprendimientos familiares de donde sale un sueldo”.