La Secretaría de Desarrollo Social municipal admitió que la demanda de alimentos en los comedores barriales aumentó un 30 por ciento en los últimos meses producto de la inflación y el desempleo creciente. Reveló además que ya no son solamente los más chiquitos quienes se acercan a buscar un plato. En tanto, representantes locales de la Cámara Argentina de la Construcción explicaron que la actividad en el sector viene en caída, repercutiendo negativamente en los ingresos de las familias de barrios vulnerables. Al análisis de la nueva realidad lo completan testimonios de militantes sociales, que conocen el territorio como pocos y reclaman un aumento en las partidas para los centros de convivencia.

Sebastián Artola, referente de Rosario Para la Victoria que ya había denunciado la preocupante situación en los barrios, brindó una cruda descripción de la nueva realidad. Contó que aquellas personas que en los últimos años habían conseguido un empleo en la construcción, hoy tienen serias dificultades para sostener la mesa de comida diaria.

“Estamos abriendo Copas de Leche en barrios donde antes no había esta necesidad y crece la cantidad de nuestros chicos que van a los comedores escolares. Ahora bien, uno espera que desde el municipio, aparte de diagnósticos sobre la situación en los barrios, se tomen decisiones que ayuden a hacer frente a esta realidad”, remarcó el ex candidato a concejal en diálogo con Rosarioplus.com.

Para Artola, las cifras difundidas por Desarrollo Social (indicó que a los centros de convivencia barrial acuden 980 niños de entre 3 y 4 años, y otros 1800 de entre 5 y 12 años) “dan cuenta del bajísimo impacto de las políticas sociales del Municipio en una ciudad con más de un millón de habitantes”. Señaló entonces que “en todos los comedores de la ciudad hay listas de espera, o sea, lo que aportan entre la Nación y la Provincia no alcanza a cubrir la demanda existente”.

Por su parte, el militante de la Organización Popular Causa, Facundo Peralta, indicó que “vemos algo similar a lo que plantea la secretaria de Desarrollo Social, pero el tema es que tanto el municipio como la provincia tiene responsabilidad”. A su criterio, los funcionarios no tendrían que limitarse a describir la realidad “como si fueran solamente espectadores de una situación que empeora, sobre todo a partir de la llegada del nuevo gobierno nacional”.

Debido a su trabajo por años en Villa Banana, Tablada, Empalme Graneros y Ludueña, Peralta puede pintar el contexto social actual con ejemplos concretos. Según contó, en el Comedor La Morena (de Barrio Toba) reciben 5 mil pesos por mes para darle de comer a 400 familias una vez por semana y en los últimos tiempos se sumaron 100 familias más.  “¿Qué hacemos para mitigar el desempleo y el hambre? La Municipalidad y la provincia describen bien la realidad pero no intervienen con medidas que permitan palear la situación. No incrementaron las partidas. Parece un análisis descomprometido, aunque realista”, sentenció el militante.

Por otra parte, coincidió con que no sólo son los más chicos quienes acuden en busca de ayuda, aunque generalmente son ellos los que se presentan en los centros barriales con un tupper que se llena para toda la familia. “Son los adultos los que están perdiendo el trabajo y seguro requieren alimentarse en los comedores comunitarios que nosotros conocemos”, concluyó el integrante del Frente Social y Popular.