La especulación inmobiliaria y las complicaciones del sector medio para acceder a la vivienda propia también afectan a los docentes de la ciudad. Este miércoles a las 10, los docentes nucleados en el sindicato Amsafe realizarán una toma simbólica de tierras en el Barquito de zona norte, en Estanislao López y Francia. Exigirán que la Provincia les facilite un plan para acceder al techo propio. El último muestreo permitió saber que el 80% de los docentes rosarinos alquila y destina más del 60% de su sueldo al pago de esa renta.

“La ciudad de Rosario muestra un importante contraste en torno al acceso a la vivienda propia y la especulación inmobiliaria. Los complejos habitacionales que se instalaron sobre la costa del río Paraná y en los alrededores de los grandes centros comerciales –Shopping- desnudan la política habitacional de fondo; la vivienda como un bien comercial y no como derecho. De los últimos emprendimientos inmobiliarios ubicados por la zona ninguno fue destinado a sectores con dificultades en el acceso a la vivienda, sino por el contrario, a sectores de gran poder adquisitivo”, se quejaron desde el gremio.

La problemática está contemplada en la paritaria 2017 de los docentes, pero hasta el momento no obtuvieron avances. Claudia Rivas, docente y secretaria administrativa de Amsafe Rosario, remarcó que “queremos visibilizar esta problemática, necesitamos respuestas para el sector”.

El último relevamiento realizado por el gremio sobre cuántos docentes no tienen vivienda propia reflejó número preocupantes. “Este año hemos hecho un muestreo sobre 1500 docentes, de los cuales un 80 por ciento alquila, y en su mayoría destinan más del 60 por ciento del sueldo al pago del alquiler”, precisó Rivas.

Tomando de referencia un salario básico docente ($15.481), más de la mitad del  salario se destina al pago de alquiler, impuestos y servicios, entre otros. Salario (15.481 pesos) - alquiler (9.590) - Impuestos (3.250), deja la suma de apenas 2.641 pesos para vivir.

Banco de tierras

“En la municipalidad hay un banco de tierras, cuando preguntamos sobre esto nadie supo decirnos cuál es la cantidad de dinero, ni de tierras que posee este banco. Cuando se venden grandes predios para construcciones, la municipalidad lo hace a precios irrisorios y no hay ninguna información sobre la cantidad de tierra que puede ser destinada a la construcción de complejos de vivienda; más que un banco de tierras es una caja negra”, enfatizó Claudia Rivas.

Amsafe se quejó también frente a la falta de programas que contemplen la construcción de viviendas sociales más allá del ‘Mi tierra, mi casa’, que tuvo su último sorteo en el año 2014. “Es necesario un banco de tierras donde haya loteos sociales, que permita regular los costos de los terrenos y de las viviendas”, remarcaron.