En enero de 2002, con el estallido social aún latente, el Gobierno nacional promulgó la Ley 25.542, la cual regula el precio de venta al público de los libros en el país. Esta normativa establece que las editoriales fijan un valor uniforme que todos los comercios deben respetar.

Esta ley permite que los supermercados no puedan vender libros a precios mucho más baratos, aprovechando su poder de compra a proveedores, y así destruir a las pequeñas librerías. 

Aunque esta regulación benefició a la competencia entre diferentes comercios, el Gobierno nacional incluyó en el artículo 60 de la Ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, que se encuentra en debate en el Congreso de la Nación, la derogación de la Ley 25542, denominada Ley de Libros.

“La Ley (de Libros) nos ha ayudado mucho, porque sino se hace un dumping y nos destrozan a todos”, afirmó Rubén Fantini, titular de Puerto Libro, en diálogo con Rosarioplus.com. El dumping se refiere a la práctica de vender por debajo del precio normal o a precios inferiores al costo con el fin de eliminar a la competencia y adueñarse del mercado.​

“El libro no es un producto común, tiene que ver con la comunicación, la libertad de expresión, la hegemonía del discurso”, remarcó el librero, y continuó: “Hay un problema ideológico también, ¿qué voces vamos a reproducir?¿quiénes son los que van a poder seguir emitiendo un mensaje?”.

Según explicó el dueño del tradicional comercio del centro rosarino, sin un precio de venta al público uniforme, las cadenas de librerías o los supermercados se quedarían con la mayor parte de la comercialización de ejemplares. “Las cadenas tienen descuentos más grandes porque también son distribuidoras; entonces, si bajan los precios uno o dos meses, nos podría fundir”, alertó Rubén.

Nace la CALI

Con la misión de promocionar, estimular y fomentar la actividad cultural y comercial de las librerías independientes, en diciembre pasado se conformó la Cámara Argentina de Librerías Independientes (CALI), donde participan más de 1500 comercios, varios rosarinos.

En un anuncio que firmaron y compartieron gran parte del entramado de librerías independientes, la CALI consideró que el objetivo de la entidad será “trabajar fortaleciendo, revalorando y resignificando su papel fundamental para el conjunto del ecosistema librero presente y futuro en Argentina”.

“La tendencia y la coyuntura hacen imprescindible que las librerías, representadas en su amplia diversidad, se sienten en la mesa de negociaciones con el resto del sector del libro y con las autoridades de gobierno, para definir políticas de fortalecimiento hacia el futuro”, advirtieron en el comunicado, para dar cuenta de la situación que atraviesa el sector en el medio de un clima económico altamente inflacionario.

Y, además, definieron la impronta del sector que de ahora en más representarán: “Entendemos la importancia que tienen las librerías no solo como puntos de ventas privilegiados por el contacto con los lectores, sino también como espacios culturales de encuentro, intercambio y vinculación con sus propios entornos. Las librerías construyen su identidad promoviendo y fortaleciendo la diversidad cultural, la bibliodiversidad, el federalismo y el constante diálogo con todo el sector”.

Los representantes locales de la Cámara Argentina de Librerías Independientes fueron partícipes e impulsores del cacerolazo cultural del pasado miércoles.