En verano, las escuelas cierran sus aulas, pero no sus comedores. 115 establecimientos del Gran Rosario mantienen sus cocinas en funcionamiento. Los alumnos llegan al mediodía, se sientan a la mesa junto a otros compañeros y a la hora regresan a sus casas con la panza llena. En enero y febrero, el flujo de chicos crecerá respecto a años anteriores. Muchos padres ya anticiparon que, en este receso, necesitan una silla para sus hijos.

La postal, la de comedores escolares abarrotados durante el verano, es otra de las tantas que reflejan el empobrecimiento de los sectores medios y populares de Rosario. En estos días, las escuelas están recibiendo las notas que semanas atrás remitieron a las familias preguntando sobre la asistencia de los alumnos a los comedores una vez que finalice el ciclo lectivo. 

Lorena Almirón, secretaria general adjunta de ATE Rosario y encargada de monitorear el trabajo de los comedores, le adelantó a Rosarioplus.com que las raciones de comida crecerán respecto al verano de 2017. En un año a esta parte fueron muchas las familias que sintieron el impacto del ajuste, sobre todo en las barriadas, donde la plata dejó de alcanzar para cubrir las necesidades básicas. 

En enero de este año, fueron cerca de 12 mil los alumnos que solicitaron un lugar en los comedores, un 27% del total que almuerza durante los meses de clases. El mes que viene, según los primeros cálculos estimativos, el porcentaje trepararía al 35%, con un piso de cinco mil nuevas raciones. 

"Este año tuvimos un incremento de diez mil raciones durante todo el ciclo lectivo. Esto se va a trasladar al verano. Estamos siempre corriendo atrás de la inflación y del aumento de las necesidades de las familias. Lo peor es que la situación se sigue agravando", señaló Almirón. 

La dirigente de ATE no descarta que haya que armar "listas de espera" para marzo, cuando las aulas se vuelvan a abrir. Pasó este año y todo hace indicar que se repetirá en 2019. Los pedidos, muchos de los cuales se formalizan a fines de febrero, sobrepasan la capacidad de recepción de las escuelas. Los listados recién se terminan de completar en abril o mayo.    

Almirón trazó una analogía entre el 2018 y 2016 respecto al crecimiento de la demanda de raciones de comida en las escuelas. "El 2016 fue duro por la devaluación y la inflación. Pero tuvimos un fuerte incremento de las partidas, casi del 60%. Este año con más devaluación y más inflación, la actualización fue del 30%. La plata alcanza para comprar cada vez menos en un contexto en el que más chicos necesitan comer en la escuela", afirmó. 

Según sus cálculos, una buen plato de comida sale hoy unos 30 pesos. Por alumnos las escuelas están recibiendo 13,48 por parte de la provincia y 1,61 de Nación. En octubre, la Cocina Centralizada, que funciona en el Hogar Escuela de Granadero Baigorria, emitió un comunicado anticipando la modificación de algunos menúes, intercambiando, por ejemplo, carne por lenteja.

"Informamos que, en virtud de la situación económica imperante en el país, con un aumento de precios notorio y sostenido, y en pos de cumplir con el presupuesto asignado; nos vimos en la necesidad de readecuar los menús", aclararon las cocineras que abastecen a aquellas escuelas que no cuentan con las instalaciones adecuadas para preparar los alimentos. 

Almirón aclaró que la decisión se tomó para poder seguir garantizando todas las raciones de comida. El panorama es incierto para el próximo ciclo lectivo. El 2019 tendrá el peor presupuesto para la Educación de los últimas décadas.