Las querellantes de APDH en la causa Guerrieri IV, Julia Giordano, Jesica Pellegrini y Gabriela Durruty representan a la familia de Santiago Mac Guire, un ex cura salesiano que declaró ante la CONADEP, y aseguraron este lunes que con sus testimonios se expondrá la complicidad de la Iglesia con el centro de detención Seminario Salesiano Ceferino Namuncurá, donde se secuestró y torturó al menos a tres personas. Una de ellas es Eduardo Garat, todavía desaparecido. 

El Ejército utilizó el predio del Seminario Salesiano que se ubicaba en Funes donde actualmente es el Liceo Aeronáutico. Se trataba de una propiedad de la Iglesia Católica Apostólica Romana durante la última dictadura cívico-militar que luego fue vendida a la Fuerza Aérea, y los salesianos conservaron propiedades linderas.

Dos sacerdotes atestiguaron ante la CONADEP. Uno integraba el grupo de tareas que secuestraba en Rosario, y el otro fue una de las víctimas de la tortura: Santiago Mac Guire, que era parte del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, se alejó de la Iglesia y reconoció el lugar de su cautiverio. Allí, aseguró al declarar, compartió celda con Garat y con Roberto Pistacchia. Este último también sobrevivió y confirmó haber compartido celda con ellos.

Pellegrini aseguró a Rosarioplus.com que “en su testimonio, Mac Guire denunció que estuvo detenido en dependencia de la iglesia en el Ceferino Namuncurá, y es importante desentrañar este circuito represivo en la región. Por haber sido cura y trabajado allí, reconoció perfectamente el lugar y ya en el ‘83 lo denunció”.

Florencia, la hija Eduardo Garat destacó por su parte que “entre los casos que nunca fueron juzgados está el de mi papá". "Él fue visto en el Namuncurá por Santiago Mac Guire, y de las tres personas que atestiguó haber visto, mi papá es el único desaparecido. Mac Guire y Roberto Pistacchia estuvieron muchísimos años presos. Santiago falleció pero quedó su testimonio, y su hijo Lucas es querellante y va a atestiguar también en la causa”.

Durruty sumó: “Mas allá de que está probado que en todo centro clandestino de detención hubo un cura o responsabilidad de las jerarquías eclesiásticas, en Rosario hasta ahora fue difícil mostrarlo. Con el testimonio de Mac Guire y otros sobrevivientes, la fiabilidad es indiscutible”.

Consultada ésta sobre los aportes en esta causa, ya que hubo avances sobre este centro de detención en la Guerrieri II, explicó que “son elevaciones parciales de la misma causa: un grupo de víctimas en relación a un grupo de imputados”.