Las detenciones de un sacerdote en Reconquista y un docente en Avellaneda acusados de abusar sexualmente de menores de edad, volvieron a poner en agenda esta problemática que se complejiza en el norte santafesino, donde la profusión de estos hechos connota acaso un inquietante nivel de naturalidad de estos delitos en esa región. 

Así lo interpreta la diputada del Frente Progresista, Alicia Gutiérrez.“Es natural muchas veces que los niños y niñas más vulnerables inicien su vida sexual de esta manera violenta, mediante sometimientos, abusos por parte de adultos muchas veces cercanos. Y hay una subestimación enorme de la sociedad frente a la aberración que implican estos delitos", dijo en diálogo con Rosarioplus.com.

La legisladora citó como ejemplo a una empleada judicial de los Tribunales de Vera que regenteaba un prostíbulo del cual eran habitués algunos funcionarios del Poder Judicial. “A la empleada se le dictó el sobreseimiento y todo quedó en la nada”, apuntó la legisladora. En ese sentido, consideró que la aparición del Ministerio Público Fiscal  en el sistema jurídico provincial representa “una nueva cabeza” para equilibrar las cosas. No obstante, la diputada del partido SI admitió que "es difícil dejar atrás una justicia cómplice de tantos años".

La problemática atraviesa a la sociedad en todos los ámbitos, aunque las víctimas se direccionan siempre hacia los sectores vulnerables y de bajos recursos. “Hay casos en los que la miseria empuja a las madres a llevar a las niñas a prostituirse, porque recurren a cualquier metodología para subsistir”, analizó la legisladora.

Al respecto, el subsecretario de Persecución Penal de la Fiscalía Regional IV, Leandro Mai, afirmó tras los hechos que conmocionaron Santa Fe en las últimas horas que “esta es una realidad por todos conocida pero que el nuevo sistema Penal lo ha transparentado”. Y dio un dato que grafica el escenario: en el universo de delitos, entre un 17 y un 20% de las causas corresponden a casos de ataques a la integridad sexual.

Se trata de un tema complejo que percibe frenos culturales y sociales. Además, subyacen costumbres de una sociedad conservadora y patriarcal, según coincide Gutiérrez. Por eso las soluciones también se suscriben en complejos procesos. “La forma es la educación sexual en las escuelas y desde el ministerio de Salud, tal como se viene haciendo desde el gobierno, que concientiza a los chicos para en caso de sufrir abusos, sepan cómo actuar”.