Doble homicidio simple. Tal es la imputación penal que este lunes recayó sobre Germán Schoeller, el hombre que el 20 de marzo pasado, al volante de su Renault Sandero, embistió a 132 kilómetros horarios a David Pizorno, su esposa Cintia, y su hijo Valentino, de 8 años. Murieron David y el niño como consecuencia del fortísimo choque. Y el acusado, ante el tribunal y los fiscales, alegó que no se dio cuenta de la velocidad en la que transitaba, y que tampoco consideró que iba por una avenida urbana porque no conoce la zona sur. 

Durante la audiencia imputativa se difundió la grabación de videovigilancia en la bocacalle, y revela sin atenuantes cómo el Citröen C3 de los Pizzorno cruzaba por Ayacucho al sur, con el semáforo intermitente, pero a baja velocidad. En ese instante, desde avenida del Rosario hacia el oeste, primero cruzó el Citröen C4 del amigo de Schoeller, que ya está imputado, y por centímetros no chocó. Pero inmediatamente después aparece el Sandero, que impacta de lleno en el lateral izquierdo del auto y provoca la muerte de Pizzorno y de su hijo.

Cintia, la mujer, sobrevivió a pesar de la violencia del impacto, estuvo hospitalizada y desde que recibió el alta médica no cesa de exigir justicia por el crimen de su esposo y de su pequeño hijo.

En su declaración, Schoeller dijo que no estaba corriendo una picada y que solo se limitaba a seguir a su amigo porque no conocía la zona sur. Y que, aún así, adujo que no se dio cuenta de que circulaba a más de 130 kilómetros por hora.

El conductor que participó de la picada pero no llegó a chocar contra los Pizzorno fue imputado el 23 de marzo por Homicidio simple con dolo eventual, y aguarda el juicio oral en prisión preventiva, como lo está Schoeller desde la semana pasada.

El juez de primera instancia, Facundo Becerra, hizo lugar a la imputación formulada por los fiscales Valeria Piazza Iglesias y Walter Jurado, y regresó a Schoeller a prisión preventiva.