El dueño del reconocido boliche El Beso, ubicado en el barrio de Pichincha, aseguró que desde el municipio están ejerciendo “una persecución” contra su comercio, en el contexto de mayor control por la secretaría de Control respecto a las habilitaciones luego del crimen de Gerardo Escobar.

“Falta que se vengan todos los concejales, Mónica Fein y el señor Seghezzo con una silla y se sienten en la vereda”, dijo Miguel Carrera, representante del bar, al revelar que en las últimas semanas “dos camionetas estuvieron apostadas frente al negocio”.

Incluso, afirmó que una notificación llegó al boliche respecto de una antigua causa judicial, tras hacer declaraciones en medios locales sobre la función del secretario de Control. "El jueves pasado hablé de las declaraciones realizadas por Seghezzo y ese mismo día bajo la puerta de mi comercio llega una notificación de la Municipalidad", señaló. 

Además, consultado a la posible reorganización de normativa sobe la actividad nocturna, planteó: “Debería haber ocurrido hace cinco años”.