El fiscal Martín Gauna Chapero confirmó este viernes que los restos encontrados en agosto pasado y analizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense son de la joven Rosalía Jara, desaparecida desde julio de 2017. Adelantaron que ahora la carátula cambiará a "femicidio" y que el cuerpo presentaba golpes. 

Los restos óseos fueron encontrados el 26 de agosto último en el paraje El Bonete, un pequeño poblado del departamento Vera cercano a Fortín Olmos. El informe del Antropología Forense confirmó "en un 99,9%" que los huesos pertenecían a Rosalía Jara, dijo el fiscal. 

El funcionario del Ministerio Público de la Acusación sostuvo en diálogo con LT10 que el hallazgo significa "un avance en la investigación" y recordó que la Fiscalía siempre manejó al femicidio como la principal hipótesis del caso. 

Con los nuevos datos se adecuarán “las calificaciones legales” en función de esa nueva imputación. Hasta ahora, al único sospechoso se le había atribuido la “desaparición de persona”. Se trata de Juan Valdez, ex profesor y padre de la hija de Rosalía Jara, que se encuentra detenido. 

En lo que respecta al sospechoso, Gauna Chapero no tiene dudas: “La persona que está detenida tuvo que ver con la desaparición y ahora con la muerte de Rosalía Jara". El fiscal no descartó que haya habido otras personas involucradas en el femicidio.

En tanto, resta conocer si el lugar donde fueron encontrados los restos coincide con el del crimen. En principio se cree que no, por lo que resta identificar una escena del crimen primaria. 

El caso

Rosalía Jara fue vista por última vez en una garita de la ruta 83 luego de haberse retirado de un bar de la zona en la noche del primero de julio del año pasado. Oriunda de Fortín Olmos, tenía 19 años y una pequeña hija. 

Según testigos, Rosalía salió del bar cerca de las 22.30 y caminó dos cuadras hasta la garita de la ruta que une a Fortín Olmos con la ciudad de Vera, cabecera del departamento homónimo del norte provincial. Tanto su DNI como el resto de su documentación y dinero quedó en su casa, con lo cual se entiende que no tenía pensado ir a ningún lugar esa noche.

Tiempo atrás, la joven había terminado una relación con su pareja, un muchacho que ya tenía serias dudas sobre la paternidad de la pequeña y que había pedido un ADN en forma judicial. Tiempo después, cuando Rosalía ya se encontraba desaparecida, se supo que el padre biológico de la niña era el profesor Valdez.

En los días previos a la desaparición de la joven existieron varias llamadas entre ella y Valdéz. Generalmente era Rosalía la que llamaba, pero en el último tiempo esa tendencia se revirtió. La noche de la desaparición, el docente salió de su casa a las 22 y volvió pasada la medianoche, según pudo reconstruirse.

La historia de Rosalía cobró trascendencia nacional cuando se erigió en una de las banderas esgrimidas por el movimiento Ni una menos, en el Encuentro Nacional de Mujeres realizado en Resistencia, Chaco.