La agresión a Tiziano Gravier, hijo de la modelo Valeria Mazza, desnudó las diferencias que pueden generarse a partir de un hecho que está cruzado y minado de prejuicios. La mediatización hizo lo suyo y terminó sacándole lustre a la doble vara moral. 

Mientras se pasaban las imágenes de la agresión, se caía rápidamente en las justificaciones: ¿la víctima dijo algo?, si es así, ¿se lo merecía por haber agredido primero?; ¿o sólo le pegaron por ser "tincho" -una suerte de cheto evolucionado-, si es así, ¿se lo merecía por ser tincho?. Otra más: ¿pegaron por que sí? ¿Merecen ir presos? Todo ha sido un desquicio en redes con prejuicios para ambos lados.   

Eso se trasladó a los abogados de cada parte. Jorge Bedouret, abogado de los dos jóvenes agresores los calificó de "buenas personas, sin antecedentes penales, con trabajo en blanco, con pareja y vida estable". "Para decirlo a lo bestia, fue una piña. Tal vez, con un daño impensado. Pero una piña". El abogado minimiza la gravedad en dos dimensiones. Por un lado, la agresión fue sólo una trompada, sin armas, espontánea, de las miles que ocurren a diario y sobre todo en la noche entre la juventud. Por otro lado va a lo jurídico: una piña no puede derivar en un escándalo judicial por más que le haya quebrado la mandíbula.

Por el lado de la defensa y la familia de Tiziano, la víctima, se habla de lesiones graves dolosas. Lo tuvieron que operar para acomodarle el maxilar por un golpe "gratis". "Es un caso de barbarie y agresión injustificada y traicionera", sostuvo el reconocido empresario Alejandro Gravier, padre de la víctima. La familia pone el acento en lo injustificado de la agresión, en la impunidad con que se manejaron y parece decir "no se la van a llevar de arriba". 

"Es un tema que tomó una mediatización muy llamativa y hubo influencia de altos funcionarios", sostuvo el abogado de los agresores, quienes fueron allanados y detenidos en un operativo poco visto por una agresión semejante. Quizás la cuestión de fondo, más allá de lo judicial, sea conocer qué es lo que los motivo a golpearlo de esa manera: odio, discriminación, resentimiento, o sólo un peligroso hecho de "compadritos".

Indudablemente, el apellido Gravier y Mazza ejerce presión sobre la sociedad, acostumbrada a darle más gravedad a lo sucedido con personas de mayor reconocimiento social o de un status determinado. También, ese tipo de casos despierta interés mediático, aunque eso no es más que una cuestión de consumo. La cuestión es si todo eso influye a la hora de pasar al plano judicial.