La aparición de un caso positivo de coronavirus en el centro de salud de Cabín 9 puso en alerta a los vecinos y a las autoridades provinciales, que iniciaron un operativo especial del Plan Detectar y aislaron a más de 120 personas de la zona.

Sin embargo, a pesar de la cuarentena obligatorio, los habitantes del barrio de Pérez, lindero a Rosario, no pueden quedarse en sus casas a esperar que los síntomas de la enfermedad aparezcan, o no, porque necesitan cubrir una necesidad básica: tomar agua potable.

De lunes a sábados, los vecinos de Cabín 9 deben trasladarse hasta el tanque de Aguas Santafesinas (Assa) de la zona y formar largas filas para retirar agua potable en bidones o botellas. Esta rutina, que había comenzado como una "medida excepcional", es llevada a cabo por las familias de Pérez desde hace diez años y se suma a otras problemáticas del barrio como la falta de transporte urbano y los cortes continuos en el servicio de energía eléctrica.

Con la intención de exigir una solución definitiva a la falta de agua potable en la red domiciliaria, los vecinos iniciaron, a mediados de 2019, una campaña con el objetivo de realizar un reclamo colectivo ante el municipio y la Provincia y poder tomar, de una vez por todas, el líquido que sale de las canillas de sus hogares.  

"Sin agua potable, sabemos que el coronavirus no se puede frenar", señaló Yolanda Ruiz, militante del Centro Social Cabín 9, y agregó: "Es un reclamo que abarca a toda la ciudad (Pérez) y que en este contexto, con el covid-19, se acentúa mucho más".

En diálogo con Rosarioplus.com, la integrante de la Campaña por el Agua Potable afirmó:  "Debemos ser los vecinos y las vecinas quienes llevemos a cargo el reclamo, sin partidos políticos, de forma autónoma".

La iniciativa de los habitantes del barrio fronterizo con Rosario fue creciendo con el correr de las mesas, a base de volanteadas en la calle y asambleas frente al taque de Assa.

"No tener el agua para beber en el hogar es bastante terrible", señaló Yolanda, y recordó: "En un momento se tomaba el agua del pozo, que se extraía con motores en las casas, pero las napas comenzaron a contaminarse".

Si bien el barrio tiene una red de agua que llega a los hogares, los vecinos afirman que el líquido que sale por sus canillas no es potable. "Algunos vecinos nos dijeron que tenían enfermedades que le afectaban la piel por el agua", indicó la militante social.

Tanque para todos

Además de pedir por un servicio domiciliario digno, desde la Campaña indicaron que el abastecimiento de agua potable a través del tanque de Assa deja a muchos vecinos al margen.

"Hay muchos trabajadores que no llegan al horario del tanque porque sus jornadas termina tarde", remarcó Ruíz, y explicó que la cisterna sólo abre de lunes a sábados 8 a 19 horas.

"Con el aislamiento algunas personas que no se podían movilizar pagaban para que le lleven agua", manifestó la integrante del Centro Social Cabin 9, y añadió: "La única medida que han tomado desde el municipio es poner voluntarios, que son del barrio, para cuidar el distanciamiento social en la fila del tanque".

Sin bondis y con poco trabajo

Además de la falta de agua potable, Cabín 9 sufre otras problemáticas como la mayoría de los barrios populares de Rosario y la región. "Muchas personas se quedaron sin trabajo y aparecieron comedores que salieron de la solidaridad de los vecinos", comentó Yolanda, y agregó: "En el barrio se corta muchísimo la luz".

El traslado en transporte público también se convirtió en un inconveniente para los vecinos de Pérez, ya que sólo una línea de colectivos llega a la zona, la 145, y el precio del boleto es más elevado porque se aplica la tarifa interurbana. "En cuatro o cinco cuadras ya estás en Rosario y te cobran más barato, por eso muchas personas deciden caminar todos los días y pagar menos", expresó la referente.