La foto sigue apareciendo cada tanto en los medios de comunicación cuando se habla del crimen de Eugenio Guadagnoli, asesinado el 1 de diciembre de 2013 en la esquina de Entre Ríos y San Juan. Una pared sucia y despintada, un charco de sangre y algo de basura sobre el asfalto. Para Jorge, el papá de Eugenio, la imagen simboliza muerte, tristeza y mucha violencia.

En algunas semanas habrá otra foto a disposición de los editores de diarios y portales para ilustrar la trágica historia de Eugenio. La vereda no tendrá manchas de sangre, la pared estará limpia y prolijamente pintada, y la ochava contará con cuatro coloridos murales. “La imagen transmitirá arte, amor, vida. Quiero inmortalizar ese mensaje”, explica Jorge.

La intervención artística quedará inaugurada en junio. Significará el corolario de una iniciativa solidaria que se puso en marcha a los pocos días del crimen. Una mañana, con el duelo aún a flor de piel, Jorge se levantó con ganas de escribirle una carta a su hijo. Le declaró todo su amor y le prometió que iba a poner una fundación con su nombre.

El arquitecto Guadagnoli  llamó a su escribano de inmediato. “Quiero poner una fundación, quiero ayudar en nombre de Eugenio ¿qué tengo que hacer?, le preguntó entusiasmado. “Vos estás loco, te vas a meter en un lío de trámites”, escuchó como respuesta. Pero a Jorge nada lo detuvo. Meses más tarde la “Misión Eugenio” ya era una realidad.    

El proyecto consiste en enseñar oficios a jóvenes y adultos (entre 18 y 40 años) para que puedan insertarse en el mercado laboral. La fundación tiene convenios con la UNR y con el ministerio de Trabajo. Actualmente se dictan dos cursos, uno de albañilería y otro de cuidado de niños. Jorge ya entregó cientos de diplomas.

“El amor que le tenía a mi hijo ahora lo tengo para con mis alumnos. Encontré en cada alumno a un Eugenio, esta misión me hizo mejor persona”, le cuenta el arquitecto a Rosarioplus.com.  Cuando alguien le pregunta de dónde sacó las fuerzas para armar semejante proyecto, responde con la misma reflexión: “Si te alojas en el odio, te quebrás y no podés hacer nada”.

Jorge tiene muchas anécdotas que transmiten el alcance y los resultados del proyecto. Elige el rencuentro con un ex alumno que había participado de un curso de abertura de alumunio al que siempre lleva a su casa. Aquella oportunidad no hizo falta. El muchacho tenía su propio auto y un trabajo para mantener a su familia. “Por eso solo ya valió la pena todo el sacrificio”, asegura.

Una inoportuna y preocupante novedad judicial   

A Eugenio (19 años) lo apuñalaron dentro de una panchería al salir de un local bailable. Mauro Quevertoque, de 17 años, hijo de un ex subjefe de la División Judiciales de la policía de Santa Fe, fue quien asestó las puñaladas. Las cámaras de seguridad de la zona mostraron el momento exacto de la agresión.  

El año pasado, tras una larga etapa de prisión preventiva, el muchacho fue condenado a 10 años de prisión efectiva por el delito de homicidio simple, una pena poco común si se considera que el autor del hecho era menor al momento del crimen.

El fallo fue apelado por la defensa ante un Tribunal de segunda instancia. La semana pasada, el abogado Marcelo Pilo expuso sus fundamentos y  pidió la nulidad de la sentencia y la absolución de su cliente. Ahora, la Cámara deberá confirmar o revocar la condena.

Sobre la personalidad de Quevertoque, la fiscal que trabajó remarcó que los asistentes sociales y personal del juzgado lo describieron con "total falta de sensibilidad", que "no asumió empatía respecto de la víctima", y que "resultaba necesaria la imposición de una pena frente al gravísimo hecho cometido". "Los tratamientos psicológico no fueron suficientes para que internalizara el hecho", explicó.

La noticia de una posible absolución llegó en medio de los preparativos para inaugurar los murales. A las obras de artes –1,20 x 2,40-- les faltan solo los marcos. En una de las paredes se colocará un acrílico con un texto donde se va le va explicar a los peatones lo que pasó en ese lugar.

“Los amigos y toda la familia está muy sensibilizada con esta noticia. No sabemos qué va a pasar. A mí me quiebra, pero tengo que seguir. Estamos haciendo todo esto para mostrar que hay otro camino. La justicia tuvo todos los elementos para llegar a la condena. Necesitamos que se cumpla la pena para que todos juntos caminemos hacia una sociedad mejor”, dice Jorge.

El hombre tiene claro que ninguna resolución judicial, por más adversa que sea, modificará el rumbo que eligió para afrontar su duelo. En breve, Eugenio tendrá murales en su memoria y él la foto que necesitaba para seguir aferrándose la vida.