El grupo Arte que ayuda a curar está formado por voluntarios solidarios reunidos por un proyecto que surgió con el fin de dibujar, pintar y convertir los espacios de salud pediátrica en lugares "amigables" para los pequeños pacientes.

Verónica Cordone es tesorera de esta fundación y narró su historia en el programa En sintonía con vos, por Sí 98.9. “Yo me sumé como voluntaria. La fundación trabaja con voluntariado, además con todas las personas que prestan servicio en los hospitales donde hacemos nuestro trabajo, porque la idea es que se apropien de eso ya que son ellos los que se quedarán allí”.

Según Cordone, la propuesta es un esfuerzo colectivo, donde se involucran todas y todos, y quienes se suman no necesariamente tiene que saber pintar. “Lo que hacemos es sumar a través del arte en los lugares pediátricos para que sean más amigables y que los niños estén un poco más contenidos. Viajamos por todo el país, donde nos llaman vamos. Generalmente son los empleados de esos efectores quienes tienen la deferencia ya que esto genera en el ambiente calidez, se humaniza”, explicó.

Arte sanador como herramienta para humanizar las salas pediátricas

Elizabeth Aguillón es artista plástica y es la fundadora. Comenzó con este proyecto hace 17 años, cuando su hija estuvo internada en terapia intensiva. A partir de allí entendió que los lugares de salud, las salas de pediatría, son muy grises, siempre iguales y que los niños no dejan de serlo cuando están internados.

“Nosotros no vamos a hacer un mural a un hospital, ponemos como centro al paciente para que se sientan en un lugar a gusto”, retomó Verónica la charla. “Siempre decimos que no es lo mismo una sala de terapia intensiva que una guardia, en terapia los chicos suelen estar mucho tiempo, por lo tanto los colores y dibujos son diferentes”, expresó y dijo: "Esto no tiene nada que ver con lo decorativo sino con herramientas de recuperación".

La artista dijo que "los estudios han demostrado que la luz y el color influyen en las personas, provocando reacciones en su estado físico y emocional. Con esto tratamos de que los chicos estén más contenidos, que las figuras los distraigan y así se facilite también la tarea de enfermeros y médicos". La primera tarea que hacen los voluntarios es estudiar los lugares y quiénes los ocupan. Por ejemplo, en las salas de espera para los padres usan colores pasteles que ayudan a tranquilizarse y para los más chicos, colores más fuertes con personajes para que protagonicen sus historias.

Arte sanador como herramienta para humanizar las salas pediátricas

Arte que ayuda a curar fue fundada en 2014 en Rosario, donde ya dejó su impronta en sus hospitales. También pasó por Santiago del Estero, Chaco, Santa Fe y el sur de Mendoza. En el año 2017 participaron en Barcelona de un simposio sobre Humanización Hospitalaria, donde entre otras cosas se planteó la falta de información dirigida a los niños como pacientes en lenguaje infantil.

“Me refiero a los niños con cáncer, donde toda la información está dirigida a los adultos y no a los niños. Cuando a un chico se le diagnostica un cáncer su vida cambia para siempre y de un día para el otro. Dejan de ir a la escuela, tienen que cambiar su alimentación. Es por eso que nosotros comenzamos un camino para comprender esas necesidades y el entorno por el cual atraviesan los niños en ese momento, la familia cambia totalmente de un día para el otro”, manifestó al respecto Verónica.

Sobre los sentimientos que corren por la venas cada vez que llegan a un hospital aseguró que es difícil no sensibilizarse con lo que pasa alrededor. “Nuestro aporte es un granito de arena, desde el arte. Nos emociona ver la reacción de los niños cuando ven nuestro trabajo y se identifican con los dibujos que hacemos. Hemos ido a lugares donde los niños lloran todo el tiempo en las salas donde están internados y cuando los sacan a los pasillos que es donde nosotros hacemos las pinturas, los niños dejan de llorar porque están alucinados con las pinturas. Eso es gratificante. La verdad es muy movilizador siempre”.

Arte sanador como herramienta para humanizar las salas pediátricas

La historia de Simón, una aventura para curar el alma  

Una capa mágica de superhéroe y un tratamiento oncológico narrado en clave de relato infantil para que los chicos que padecen cáncer puedan interpretar y entender lo que les está pasando. De eso se trata "La aventura de Simón", el libro para niños que es iniciativa de la fundación que busca ser un recurso informativo y una herramienta de concientización sobre la detección temprana de cáncer infantil. Ese fue el puntapié para empezar a crear la historia, para la que contaron con la ayuda de los médicos oncólogos del Hospital de Niños "Víctor J. Vilela", de Rosario.

La historia trata sobre Simón, un nene que se descubre "una pelotita" en el cuello mientras se está bañando. A partir del diagnóstico de la enfermedad, comienza su "aventura tratamentil" en "Hospitalandia", en la que se suman diferentes protagonistas: un médico que le cuenta paso a paso cómo es su tratamiento y otros chicos que también atraviesan la misma situación. El libro viene, además, con una capa de apego de superhéroe para entrar a full en este personaje que tiene la misión de sanarse, y un código QR con el que se puede escuchar el cuento narrado por dos nenas.

Arte sanador como herramienta para humanizar las salas pediátricas

Los integrantes de la ONG son Verónica Cordone, Sebastián Gobi, Laura Falcone, Verónica Cartier, Eugenia Rossi y la propulsora del proyecto. Cada uno de ellos tiene su lugar estratégico y ya pasaron por muchos hospitales, entre ellos Centenario, Provincial, Carrasco, Eva Perón de Granadero Baigorria y diferentes centros de salud.