Hace una semana, cuando celebraban el Día de la Niñez con todas las familias de barrio Rucci, el club Amistad y Progreso recibió una carta de desalojo con amenaza de “auxilio de la fuerza pública si fuera necesario”. El predio ubicado en el cruce de calles Palestina e Irma Peyrano, donde más de 150 niños hacen deportes y vida social, está en peligro y no encuentran una solución. 

“Venimos dialogando con la Subsecretaría de Deportes municipal porque nos ofrecieron un predio, pero sin una respuesta judicial pensamos en avanzar con alguna movilización con los vecinos para que nos escuchen porque ya no encontramos salida”, adelantó desde el predio el tesorero del club barrial, Marcelo Valiente, en diálogo con Rosarioplus.com.

El club de barrio Rucci había realizado una apelación en Segunda Instancia en febrero pasado, luego de haber sido demandado por la inmobiliaria Lamelas antes de las fiestas y de la feria de año nuevo. Pero la jueza de Primera Instancia Cecilia Camaño envió una carta de desalojo del predio en plena pandemia sin contemplaciones.

Amistad y Progreso tiene 40 años de historia en el barrio, y Marcelo Valiente, como todos los miembros de su comision directiva, creció jugando allí y llevando a sus hijos, por lo que "es más que un espacio deportivo, es parte de la familia del barrio Rucci".

Hoy asisten 150 chicos (no solo de Rucci: de Cristalería, Olímpico y La Ceámica) a los diversos deportes, tiene escuelita de fútbol, y "un con restricciones por la cuarentena celebraron el día del niño y junto a una organización barrial, reparten viandas los fines de semana para vecinos que necesitaron durante la pandemia”, destacó Valiente sobre el espíritu activo del club.

Sucede que en los últimos años el cordón industrial que se formó en torno a la avenida Circunvalación generó valorización del terreno, y tras 40 años, los dueños originales reclamaron su predio. “Hay que aclarar que cuando este club nació, se buscó al dueño y no fue encontrado, y ahora una jueza nos viene a argumentar que no tenemos intención de usufructo después de tantos años, por eso nosotros hicimos una denuncia en paralelo por usucapión”, aclaró el tesorero, en torno al derecho que otorga la ley de apropiarse del terreno ajeno tras una determinada cantidad de años de usufructo, manteniéndolo y pagando impuestos y servicios.

“Necesitamos que se dé lugar a nuestro pedido, estamos con la soga al cuello, aun con las puertas cerradas para los deportes, durante la pandemia hacemos esta olla popular con entre 500 y 600 raciones para el barrio”, puntualizó.

En torno al predio municipal como posible mudanza del club, Marcelo detalló que "ya hace tiempo nos lo ofrecieron, y quisiéramos mudarnos aunque es mas pequeño, pero sólo para comenzar a construir es necesario remover el suelo de las malezas y árboles, lo que cuesta arriba de un millón de pesos, y después se sumaría la obra de oficina, vestuarios, cocina, sala de reuniones, y las canchas", y el club no cuenta con el dinero para estas obras. Un callejón sin salida a la vista, más que alguna contemplación o revés judicial.